Era el 12 de septiembre de 2017 y en una rueda de prensa que generó una inusual expectación en torno al Cacereño, Antonio Martínez Doblas, Luis Puebla y José Luis Tamargo informaban sobre la venta de las acciones del primero (cerca del 99 por cien) al empresario chileno-mexicano Álvaro López. Puebla y Tamargo llegaban desde Asturias, en concreto desde Avilés, para ser director general y director deportivo del CPC. Además, firmaban ese mismo día cuatro jugadores procedentes del propio club astur: Alex García, Marcos Torres, Luismi y Alberto Delgado. Curiosamente, todos ellos siguen en la entidad, que está a punto de concretar una nueva ‘revolución’.

Año y medio después está a punto de escenificarse un nuevo traspaso: el del propio Doblas (que había recuperado el mando del club al no cumplir López en los pagos, fundamentalmente) a Carlos Ordóñez, el empresario cacereño del transporte que lleva meses preparando la documentación y siguiendo, paso a paso y metódicamente, su desembarco. Todo está preparado, como ya ha publicado este periódico, a falta de algún trámite burocrático.

En el año del centenario, Ordóñez tendrá el protagonismo. Cauto, no quiere hablar públicamente aún, pero su presencia en la gala de la Federación Extremeña de Fútbol en Plasencia y en el homenaje al Nissan Al-Qázeres en el Príncipe Felipe han sido gestos inequívocos, más allá de ejercer depatrocinador principal: en realidad, como cabeza visible del club. Por no entrar en la exitosa reforma del césped del Príncipe Felipe, aunque lo más importante que ha logrado es contentar la plantilla. Ordóñez está en contacto directo con los jugadores y sus promesas económicas se han cumplido cuando todo se veía negro. La oficialidad está cercana. Ordóñez, con Ribatrans, está listo ya para ser, a todos los efectos, el ‘jefe’.