Un australiano que es ídolo en su tierra, que se llama Simon Gerrans y que ganó el lunes la última etapa en territorio corso es, desde este martes, el líder del Tour de las 100 ediciones gracias a la sorprendente actuación de su equipo, el Orica, la misma escuadra que el sábado empotró el autobús en la llegada de Bastia y sembró el caos en la grande boucle. En las calles y los alrededores de Niza, con un ambiente super Tour, auténtico, el que se saborea, el que enamora de esta carrera, Alberto Contador, con los suyos, los Saxo-Tinkoff, ha redondeado una buena actuación, más que aceptable y rodeada de entusiasmo para clasificarse a tan solo seis segundos de los todopoderosos Sky; es decir, de la amenaza británica, el keniata blanco, Chris Froome.

En un trazado absolutamente llano, la fortaleza australiana pudo con la potencia belga del Omega, con dotes británicas (Mark Cavendish) pero sobre todo alemanas. Tony Martin, el campeón del mundo de contrarreloj, seriamente lesionado y lleno de vendajes, llevó a su equipo casi hasta la victoria. Por un solo segundo se la quitaron los rivales del Orica.

Valverde, a 17 segundos

En Niza, el Movistar estaba en todas las quinielas, el trazado excesivamente llano los perjudicó aunque lo hicieron aceptablemente. Alejandro Valverde se encuentra ahora a 17 segundos de Froome, un suspiro. En el caso de Purito la distancia con el británico tampoco puede considerarse mala, son solo 25 segundos, aunque habría sido mejor una renta menor.

La única nota negativa ha sido la lesión en la mano que se ha llevado Benjamín Noval, ayudante de Contador. El ciclista asturiano se encuentra en el hospital de Niza para confirmar una posible fractura en un dedo de la mano izquierda, a consecuencia del golpe que le dio un espectador. Este miércoles se disputa la quinta etapa entre Cagnes sur Mer y Marsella, de 228 kilómetros, con Cavendish como favorito a la victoria.