Almendralejo es puro fútbol. Su historia, la del Extremadura, está repleta de heroicidades y milagros que cualquiera jamás se hubiera atrevido a imaginar. Ha sido capaz de llegar a la liga de las estrellas y de jugar en las catacumbas del fútbol regional. Su afición ha latido siempre con fiereza y, pese a los últimos batacazos, siempre responde a la llamada del sentimiento azulgrana. Hoy volverá a ser un día especial. Desde aquel horrible descenso en 2011, el Extremadura ha anhelado el retorno a la Segunda B. Pero solamente acumula decepciones. Primero Toledo. Luego Granada. Y el año pasado el Arenas.

Dicen que la moneda cambiará de signo este año. Se cumplen 20 del primer ascenso a Primera y 22 del punto de inflexión de aquel resurgir, el ascenso ante el Langreo. Desde aquella tarde de 1994, el Francisco de la Hera no ha visto una fiesta en primera persona por un ascenso. Son muchos años de represión contenida para Paco , como cariñosamente le llaman muchos seguidores en Almendralejo al estadio.

Este Extremadura quiere cerrar esa herida. Cuenta las horas --el choque arranca a las 17.30-- para devolver a sus aficionados el cariño de una de las semanas más especiales que se recuerdan. Solamente le vale ganar al Conquense para ser de Segunda B, algo que le obliga a mirar directamente la portería contraria durante los 90 minutos.

La plantilla se concentra este mediodía en un hotel cercano a la ciudad para hacer piña durante todo el domingo. Almorzarán juntos y partirán hacia el Paco de la Hera. Por primera vez en los últimos años, el Extremadura se juega una final con todos los jugadores disponibles, incluidos Jorge Cano y Javi Pérez, recuperados de sus molestias.

Desde ayer tarde palpa ese ambiente de fútbol la expedición del Conquense, que tras entrenar en la Fuensanta se montó en el autobús destino a Almendralejo. Los manchegos recuperan a Dani, aunque mantienen la duda de Gerica hasta última hora. Su entrenador, Manu Calleja, tiene claro que tendrán sus opciones y ya declaró tras la ida que era un gran resultado para ellos el empate a cero.

LA GRADA El otro factor lo pondrá la afición y su escenario. Los seguidores del Extremadura harán una pitada por las calles a las once y media para después realizar un almuerzo de convivencia. Recibirán a los jugadores en el estadio y aguardarán a las cinco y media. Luego rodará el balón, se parará el reloj de la torre y las 8.000 almas que se esperan en las gradas soñarán despiertos algo parecido a lo que ocurrió hace 22 años, cuando el Paco de la Hera vio el último ascenso del Extremadura. Hoy, Paco volverá a vestirse de corto. Hoy, Paco también juega.