Este fin de semana disfrutaba de unas charlas en San Pedro de Alcántara organizadas por el club de atletismo local: nutrición, entrenamiento, estiramientos, todo con la intención de hacer llegar estos conocimientos y experiencias a los atletas del club y de la comarca que se quisieran acercar a escucharnos.

A mí me tocó hablar de mi experiencia como atleta de alto nivel, como maratoniano, referencia para muchos de los que estaban allí, algunos inmersos en la preparación de sus propias maratones con toda la ilusión del mundo.

Muchas preguntas surgieron, algo de debate, pero para esta columna me quedo con una que me parece muy interesante y más a estas alturas del año, principio de curso, de elección para los chavales de actividades complementarias, deportes, etcétera.

Un padre me preguntaba sobre mi recomendación a la hora de permitir que sus hijos tuvieran una dedicación más intensa o no al deporte de competición.

Mi perspectiva de este tema se decanta por una visión del deporte a estas edades desde un punto de vista formativo y educativo en el que los procesos de aprendizaje, no sólo de técnica y de táctica, sino de actitudes y valores, debe ser lo prioritario. En dichas edades de formación, el desarrollo de los niños y niñas a veces influye más en la evolución de sus aptitudes para un deporte que el propio entrenamiento. Este desarrollo no es homogéneo entre los niños y niñas, todos vemos a niños que desarrollan antes y otros después, el famoso 'estirón'.

La recomendación que di a ese padre y a los que me escucharon, es que debemos leer la evolución y desarrollo de nuestros hijos y prepararles para que disfruten del deporte más allá de los resultados porque si un niño se desarrolla tempranamente, en categorías inferiores destacará, pero cuando el desarrollo se iguale con la edad, cuando el resto de niños/as rindan a su mismo nivel, puede que deje de ser de los mejores y se frustre y abandone el deporte. En la cara contraria, aquellos niños/as que tardan en madurar pueden desmotivarse y abandonar el deporte si no les enseñamos a disfrutar de su práctica. ya llegará el momento en que desarrollen sus cualidades.