El despertar de China ya ha dejado de ser una novedad en el deporte. El gigante de Asia ha dejado en Atenas una muestra de lo que pretende culminar en sus Juegos, los de Pekín 2008: el asalto a la hegemonía del deporte mundial. Sólo el equipo de EEUU ha superado (35 a 32) en el medallero, una clasificación fijada a partir de los títulos olímpicos, a una delegación que llegó a la capital griega con la mira puesta a cuatro años vista. Pero los resultados han llegado mucho antes para el pujante deporte chino.

ORGULLO "La nación está orgullosa de vosotros, y vuestro pueblo, también", proclamó ayer un comunicado del Consejo de Estado de China a través de los medios públicos de comunicación. "La excelente actuación de nuestros deportistas demuestra el espíritu de nuestra nación, y sus esfuerzos por desarrollarse".

De la delegación de 407 participantes, con una media de 23,3 años, 323 deportistas debutaban como relevo de los que habían sacado de Sydney un considerable botín: 28 medallas de oro, 16 de plata y 15 de bronce. En Atenas han sido 32, 17 y 14. "Si ganamos 20 medallas de oro ya estaría bien", dijo antes de viajar Li Furong, subjefe de la expedición. Un pronóstico muy prudente.

Al margen de esas 20 medallas, China también se conformaba en sus previsiones con quedar el líder del segundo escalafón de países, habitualmente a la sombra de EEUU y Rusia, antes Unión Soviética, los dos grandes dominadores del medallero.

El regocijo ha sido aumentado por dejar atrás a un rival histórico, y durante décadas no sólo en el deporte, como la representación rusa, que sumó bastantes más medallas (92 por 63), pero menos oros (27 por 32).