Lleva jugando al pádel desde hace seis años. Ella misma ha contado en diferentes entrevistas que fue por pura casualidad, que en el Club de Tenis Cabezarrubia, en Cáceres, un día le dio por apuntarse a un torneo... que ganó con la pala de su padre.

Paula Josemaría Martín (Moraleja, 31 de octubre de 1996) es el nombre propio del deporte extremeño de los últimos días al haber alcanzado la protagonista las semifinales del torneo de Marbella, perteneciente al World Padel Tour. La extremeña cayó en la penúltima ronda junto a su compañera, la portuguesa Ana Catarina Nogueira, ante Marta Marrero y Marta Ortega.

Nunca pensé que un encuentro de pádel generaría tamaña expectación. El pasado sábado lo comprobé con mis propios ojos en un bar cacereño, que daba en directo el partido. Y lo hacía con la gente de la barra con la mirada repartida entre la cerveza y la retransmisión televisiva, jaleando algunos cada punto a favor. Muy por encima del fenómeno del pádel, la presencia de la moralejana en unas semifinales del campeonato más importante es para reflexionar sobre cómo una jugadora de un deporte distinto al fútbol, el baloncesto o incluso el tenis puede generar este interés.

Me voy a quedar con las palabras de Paula. «No me supone ningún sacrificio porque es lo que me gusta. Aunque tengo poco tiempo, lo aprovecho bien», decía en este diario en julio de 2017 tras proclamarse campeona de España sub-23 cuando contaba con solo 20 años. Esta chica le dedicaba dos horas diarias al entrenamiento. No sé ahora cuántas. Sus estudios, ya se puede comprobar, los ha compaginado siempre bien con el deporte de alta competición y los resultados están ahí.

Confieso: no me apasiona el pádel, pero sí el ejemplo que representa Paula, espejo tremendo en el que mirarse.