Que el fútbol extremeño se encuentra inmerso en una profunda crisis resulta evidente. Nadie puede negar la mayor y la lectura de la situación hubiera sido prácticamente idéntica aunque el Don Benito hubiese eliminado al Deportivo B el sábado.

No fue así y para encontrar una situación tan peor habría que remontarse a la temporada 86-87, cuando el fútbol extremeño tuvo únicamente representación en Tercera División. Por cierto, una categoría formada ya aquel año exclusivamente por equipos de nuestra autonomía. Posteriormente, la peor campaña fue la 89-90, cuando el Mérida y el Badajoz fueron los extremeños de Segunda B.

Estos datos sirven para demostrar que el nivel de nuestro fútbol casi toca fondo. ¿Culpables de la situación? Muchos. Quizá el mayor sea el empacho de fútbol televisado de Primera División. Las televisiones de pago están echando de los campos de fútbol extremeños a los pocos aficionados que se mantenían fieles a sus equipos.

Otro dato interesante. La temporada que acaba de finalizar la media de espectadores en nuestros campos de Tercera se situó en 300 por partido. Un servidor añora tiempos pasados en Tercera con entradas de lujo en Cáceres, Badajoz, Mérida, Almendralejo, Plasencia, Don Benito... Por tanto, el exceso de fútbol televisado, el primer culpable. El segundo, en gran medida motivado por el primero, el hecho de que las aficiones le den la espalda a sus equipos más cercanos.

Y tampoco hay que olvidarse de las instituciones. Tanto autonómica como provinciales y municipales. Las ayudas al fútbol extremeño están muy por debajo de las que disfrutan los clubs de otras autonomías. Los murcianos, por ejemplo, que no creo que pertenezcan a una autonomía que nos supere en otras muchas cosas.

¿Soluciones? No es fácil encontrarlas. ¿La cantera? Según la mayoría, apostar por el fútbol base puede ser la solución, aunque no lo comparto en su totalidad, pues por el contacto directo con los campos de fútbol extremeños uno está acostumbrado a detectar cómo a los aficionados les gusta ver caras de fuera de la ciudad pues las de dentro, por desgracia, no tienen tanto tirón.

Apostar por la cantera y televisar menos fútbol sería un buen cóctel, pero es una utopía porque la caja tonta, hoy por hoy, es la mano que mece la cuna del fútbol. Solo podemos resignarnos ante el pésimo nivel que ofrecerá la próxima temporada el fútbol extremeño. Sin ir más lejos, nuestra Tercera, por mucho que diversos medios intenten vendernos, tengo la impresión de que nos deparará mucho ruido y pocas nueces. En otras palabras, en ella militarán muchos clubs con una gran historia a sus espaldas, pero con un pobre presente y un incierto futuro. Confiemos en que este mal momento del ciclo pase cuanto antes. Y aquellos que puedan poner remedio a la situación en forma de soluciones, ya saben...