Pez Volador, el pequeño pabellón del Canoe, no fue esta vez talismán para el Cáceres, que hace unos meses consiguió aquí la permanencia. La derrota de anoche deja una mancha en ese recuerdo hermoso.

Y eso que el conjunto extremeño volvió a jugar casi en casa, como aquella noche de mayo. Casi la mitad del aforo estaba cubierto por sus seguidores, algunos llegados desde ‘Bujacolandia’ y otros de la ‘diáspora’ en la capital. No dejaron de animar, pero no fue suficiente. Pese a lo sucedido, despidieron a los jugadores con aplausos y gritos de «Cáceres, Cáceres».

El enfado sí lo exteriorizó Roberto Blanco tras el choque. El técnico no escatimó ni una crítica a los suyos. «Cuando permites que casi cuatro jugadores del equipo rival tengan más de 20 de valoración es que no has hecho bien tu trabajo. Hemos sido un equipo condescendiente, que hemos empleado energía solo en atacar. Es la tercera vez que nos pasa y al final nos ha tocado perder», indicó, empapado en sudor.

Toda su intervención ante los medios giró alrededor de eso: la pobre defensa del Cáceres. «Cuando juegas a la lotería de meter, si el rival está un poco más acertado, pierdes. Hemos cometido errores defensivos muy claros», añadió.

Blando habló incluso de «falta de concentración» cuando el marcador se apretó y hubo opciones de ponerse por delante, mirando al pasado para lo que definió como «volver a encontrar el camino».

«Si hemos conseguido diez victorias es que en ocho hemos dejado al rival en unos guarismos mucho más bajos de estos 95 puntos. Hoy [por ayer] lo hemos apostado todo al ataque. Tenemos que volver a la senda y mi trabajo es convencer a los jugadores».

Incluso su elogio («hemos mejorado en el juego de ataque») vino acompañado de una queja. «Hay una confianza y en la cabeza de los chicos estaba esto, pero debemos volver a ser el equipo con la frescura defensiva que teníamos». Pez Volador en mayo un alivio y una alegría y ahora, dijo el técnico técnico, es «un toque de atención». Veremos.