"El tiro con arco es mi deporte, como tiene cada cual el suyo. Porque los deportes deben ser un vestido de la personalidad, un complemento de ella...". El albúm de recuerdos de Alfonso García Aragón (Alcaudete, Jaén, 1937) contiene esta frase, de perfil autobiográfico, escrita en el ya lejano año 1976. En efecto: mucho tiene que ver con este profesor de Educación Física jubilado, pero no por ello pleno de inquietudes, y que ha desempeñado diferentes funciones en la Administración, la mayoría de ellas de la máxima responsabilidad.

El protagonista, para el que Cáceres "lo es todo", está en el origen de un fenómeno muy peculiar que pocos se explican: el considerado milagroso éxito de los arqueros locales a lo largo de la historia, representado en tres nombres propios, aunque haya muchos más: Fátima Agudo, Juan Carlos Holgado y, más recientemente, Antonio Fernández, los tres vinculados desde sus inicios al Club de Arqueros San Jorge, que este año cumple su vigésimoquinto aniversario en plenitud.

García Aragón entraría sin duda en ese selecto grupo por resultados deportivos (estuvo preseleccionado incluso para los Juegos Olímpicos de Munich en el 1972), pero sobre todo por el empeño que él mismo puso para que este deporte minoritario adquiriera notoriedad y nivel en Cáceres y en Extremadura.

De hecho, fueron él y el delegado provincial de Educación Física y Deportes, Juan Serrano Macayo, quienes impulsaron la creación de la Federación Cacereña de Tiro con Arco en una particular aventura en la que, sin duda, dieron en la diana, visto lo visto. Todo ello dio origen después a la pacense que desembocaría finalmente en la federación extremeña.

"Todo empezó con unos cursos de la OJE en la Ciudad Deportiva en el año 1962. Una de las especialidades era el tiro con arco, que por supuesto por aquí no existía. Empecé a tirar a una caja de zapatos. Me gustó. Ese mismo año participé en los campeonatos de España en Oviedo". El resultado: con arcos rudimentarios, que él mismo acondicionaba --era un particular manitas , siempre investigando, siempre probando--, ganó los sucesivos campeonatos provinciales compitiendo incluso con Raimundo Holgado, el exconcejal cacereño padre del oro olímpico en Barcelona 92. Casualidades de la vida, en sus últimos años en activo llegó a enfrentarse a su hijo.

El presidente de la Federación Española fue invitado a Cáceres. Se reunieron en el Hotel Extremadura. Se crearon las federaciones. La de Badajoz, con María Teresa Romo al frente.

¿La infraestructura? Primero fue el campo de tiro Linos Lage, coexistiendo con el tiro al plato y el olímpico. En la galería de Obispo Galarza se evolucionó hasta llegar a El Cuartillo (1982), con Cayetano Carbajo. "Era una galería estupenda, de las mejores de España", presume García Aragón, un hombre unánimemente respetado y querido dentro del arco cacereño.

Respeto universal

En medio de todo ello, el arquero pionero se codeó con los mejores de España, ganó campeonatos y fue declarado el mejor deportista local en las antiguas galas desarrolladas al efecto. Viajó por toda Europa, donde las crónicas de este diario hablaban de sus extraordinarias condiciones cuando se trataba de sostener y apuntar con un arco. Los malogrados Andrés Sierra o Tomás Pérez, sin duda uno de sus mejores amigos, o Enrique Baltar (Ebruz firmaba) contaron sus excelencias.

Polifacético al máximo (jabalina, aeromodelismo, buceo, atletismo...) se empeñó en darlo todo por este deporte, que dejó ya con 46 años de edad y por culpa de un accidente. Fue directivo de la Federación Española de los años 1971 al 1981.

Por todo ello, García Aragón disfruta tremendamente con el panorama actual. Recientemente, llegó a sentir emoción al coincidir con el padre de Antonio Fernández en un encuentro en el colegio Paideuterion, donde ejerció. Cariñosamente, dice que la policampeona Fátima Agudo debería haberse dedicado al arco recurvo en vez de al de polea porque hubiera podido ir a varios juegos. Habla y no para. Apunta y acierta.

Nombres claves como el de Cayetano Martínez, tanto el padre como el hijo, suenan en su testimonio de la mejor manera. Es la historia del impulsor del tiro con arco en Cáceres, la leyenda viva de este deporte en la ciudad, el hombre al que la historia le debe mucho.