Si en Jerez el cántico que se recuperó fue el ´Alé, Extremadura, alé, alé..´ ayer, en Don Benito, el icono del pasado que se puso en presente en forma de grito fue el ´Que bote Almendralejo, qué bote Almendralejo...´ Analizar lo de la afición azulgrana en la jornada de ayer vuelve a dejar huérfano de adjetivos al más pintado. Más de 1.500 aficionados, 16 autobuses, un sinfín de coches particulares se presentaron en los aledaños del Municipal Dombenitense para arropar a los suyos. Les llovió, y aguantaron estoicamente, aplaudieron a rabiar, llevaron a su equipo en volandas y terminaron fundiéndose en un abrazo con los suyos cuando el éxtasis se hizo dueño del entorno. Si se aprovecha la coyuntura, y con ´Casablanca´ como telón de fondo, lo de ayer puede ser el inicio de una gran amistad, aunque haya que analizar desde hoy situaciones y culpables para no repetir algunas demencias.

En cuanto a la afición local, vio como su equipo se despedía de la categoría con dignidad, encerrando al Extremadura de inicio y sin regalar nada. Eso sí, a falta de algunos minutos comenzaron a abandonar el estadio resignados al epílogo.

Despedida de Alcázar

Otro de los momentos cumbres de la tarde fue la salida del campo de Angel Luis Alcázar. El incombustible jugador se llevó la ovación de la grada y terminó con lágrimas en los ojos mientras su hijo, Angelito, le pedía la camiseta. Luego todo fueron abrazos y alguna despedida. Algunos jugadores que no van a continuar, la planificación de la nueva temporada liguera...

Al inicio llegaron las noticias de los goles en Ceuta, Armilla, Badajoz... Al final todo pasó a un segundo plano porque el Extremadura, ganando, no tenía que depender de nadie y poco importaba lo que acontecía fuera del municipal dombenitense.

Y como página final, la que se nos quedó en la retina cuando todo el mundo se marchó del estadio y sólo quedaron ellos. Un nutrido grupo de directivos del Don Benito compartiendo charla y cocacola con el presidente Pedro Nieto en la misma sala de prensa en la que algunos remataban el trabajo.

Nieto agradecía el impecable trabajo de anfitriones que habían hecho sus colegas. Su homólogo local le deseaba suerte en su andadura. Que vuelva pronto el Don Benito.