No hace mucho, cuando el mundo se tiraba de los pelos ante las insensateces que presidían todas y cada una de las decisiones de Ron Dennis y las acciones de Fernando Alonso y Lewis Hamilton, alguien muy próximo al bicampeón asturiano reconoció en público, con cierta sorna, que "cuando Fernando pilota, genera alonsomanía ; cuando se baja del coche, provoca manía a Alonso".

A pocos días de despedir el 2008, Fernando Alonso tiene pendientes de su decisión a millones de aficionados españoles, que, de pronto, se han vuelto locos por las carreras de coches, será por Alonso, será por Tele 5, será porque puede ganar, será porque ha ganado, será porque les persiguen los escándalos, será porque luce, en fin. En ese sentido, la alonsomanía se ha mezclado con la manía a Alonso porque, si lo sabe desde hace meses --como ocurrió con su sorprendente fichaje por McLaren, pues recuerden que luego nos enteramos que el contrato llevaba firmado varios meses-- por qué no lo ha dicho y, si lo firmó ayer u hoy mismo o tal vez mañana, entonces ha estado jugando con fuego y, si no se ha quemado aún, se quemará.

Todo parece indicar que Alonso, que tras unas vacaciones en las islas Maldivas en compañía de su esposa, Raquel del Rosario, se instaló en su ático de Oviedo para dirigir las operaciones del despacho de abogados Garrigues Walker, que le ayudó a escapar de McLaren-Mercedes gratis total , y recibir información privilegiada de cuantos contactos realizaba su padre, José Luis, y su mánager, Luis García Abad, el hombre que no se separa de él ni de noche ni de día.

Una vez valoradas todas las ofertas, Alonso parece haber decidido regresar a la escudería Renault F-1, propiedad de la fábrica francesa, aunque hay quien considera que Toyota, la fábrica de coches más poderosa del mundo, la no menos potente Honda y la escudería Red Bull, del milmillonario austriaco Dietrich Mateschitz, tienen todavía posibilidades de llevarse el gato al agua. De todas ellas, solo la factoría francesa --curiosa señal, de eso no hay duda-- reconoció, el pasado viernes, estar en conversaciones permanentes con Alonso e, incluso, que estas llevaban ya varias semanas produciéndose.

Aquella portada de The Sun

Desde que el diario sensacionalista The Sun publicó, hace un par de meses, la portada en cuyo inmenso titular podía leerse "¡Es todo tuyo, Lewis!", en una clara referencia a lo hemos conseguido que teatralizaba la salida de Alonso de McLaren y, por tanto, la subida al poder del joven piloto británico (fracasado, pero rookie total), el bicampeón ha estado contrastando informaciones, datos, entrevistas, visitas y demás para decidir sobre su futuro.

Un futuro, no nos engañemos, que no será, en un primer momento, el que él deseaba, pues Alonso no pilotará la próxima temporada ninguno de los seis mejores coches de la parrilla. A saber, los dos Ferrari, en manos del campeón Kimi Raikkonen y Felipe Massa; los dos McLaren-Mercedes (Lewis Hamilton y, tal vez, Pedro Martínez de la Rosa); y los dos BMW-Sauber (Nick Heidfeld y Robert Kubica). Era evidente que el boicoteo sufrido por Alonso en McLaren (recuerdan ¿no?: "Nunca me sentí en casa" y "desde niño quise correr en McLaren, pero en ocasiones las cosas no funcionan") no entraba en los planes, ni siquiera en los más retorcidos, del piloto asturiano. Así que la solución a tan enorme crisis, de la que se fue de rositas , pues Ron Dennis tuvo posibilidades de amargarle el resto del contrato que le ligaba con sus verdugos hasta el 2010, pasa, evidentemente, por una escudería puente o un equipo con posibilidades de luchar por el podio, difícilmente por el título en el 2008.