Se dice que de ilusión también se vive, pero no está tan claro que solo con ilusión se pueda jugar una Copa Davis. Lo piensa Rafael Nadal, que el lunes sembró ciertas dudas sobre su participación en la competición por naciones, aunque ayer mismo aterrizó en Córdoba en un vuelo privado procedente de Nueva York listo para prepararse para la eliminatoria de semifinales que Enfrentará a España contra Francia.

Tras caer en la final del Abierto de Estados ante Novak Djokovic en un partido de cuatro horas y 10 minutos que el serbio selló con un 6-2, 6-4, 6-7 (3-7) y 6-1, Nadal aseguró estar "mentalmente bien" de cara a la Davis. Sin embargo, reconoció que "físicamente es más complicado".

EVITAR LESIONES "Si no fuera porque represento a mi país no haría el esfuerzo", aclaró Nadal. "Milagros aquí hay pocos --continuó--. Y yo voy a hacer lo posible para estar bien, pero si no estoy bien, no estoy bien". El maratón contra Djokovic, incluyendo un memorable tercer set que se extendió durante una hora y 24 minutos, fue la puntilla a dos semanas en las que el mallorquín ha pasado un total de 18 horas y 24 minutos dejándose las piernas en Flushing Meadows. Pero, pese a la paliza, y a que haya cierta sensación de "decepción" por caer derrotado en la misma final de Grand Slam y ante el mismo rival ante el que la ganó el año pasado, Nadal interpreta desde una perspectiva positiva lo ocurrido. "Siento que ha empezado una nueva época, cosa que después de Wimbledon no podía decir porque estaba con un pelín de bajón mental y físico", reconocía. "He vuelto a recuperar todo lo que tengo que recuperar para afrontar el reto que me viene. Sé lo que tengo que hacer y en eso voy a trabajar. El objetivo es ser mejor. Evidentemente para ganar a Djokovic tengo que ser mejor. Pero yo no me marco objetivos con los rivales, me los marco conmigo mismo, es lo que he hecho toda mi vida y es lo que voy a seguir haciendo", apostilló el español.