De la fotografía de diez jugadores de la primera plantilla del Cáceres Patrimonio de la Humanidad el día inaugural de la pretemporada ya no están tres de ellos y un cuarto todavía no ha debutado. Otros tres se han incorporado. Y podrían no haberse acabado las modificaciones porque todavía no se ha completo un tercio de la actual edición de la LEB Oro. Es, sin duda, la temporada más turbulenta de los últimos años en un club que intenta buscar la fórmula para que sus victorias sean más frecuentes. De momento, solo tres en once encuentros, un ritmo insuficiente para conseguir la permanencia.

Desde que Ñete Bohigas se hizo cargo del banquillo hace seis años los cambios no han abundado mucho. Fue precisamente su primera campaña al frente del equipo, en la 2013-14, en LEB Plata, cuando más tuvo que recurrir al mercado una vez iniciada la competición con las salidas de Kelsey Williams, Garfield Blair y Carlos Ferreiro y las llegadas de Niko Rakocevic, Duane James, Pablo Bayle y Miguel Ángel Montañana. Eso no sirvió para subir, eliminados en semifinales ante el Prat.

En la siguiente sí se logró el éxito y apenas hubo que retocar el equipo. Ben Mockford abandonó el equipo a las pocas jornadas por motivos personales y fue sustituido primero por EJ Kunsyer y después por Richard Nguema.

Etapa en Oro

La presente es la cuarta campaña consecutiva en la LEB Oro y hasta ahora no había habido que mover piezas más que en algún caso puntual de bajo rendimiento o lesiones. El Cáceres se ha mostrado bastante reacio a hacerlo por motivos más bien económicos, pero ahora no parece haber habido más remedio. Y no ha temblado el pulso y se ha encontrado la fórmula para financiarlo. Al segundo día de pretemporada, Andy Mazurczak se lesionó de gravedad y fue suplido, aunque fuese temporalmente, por Arturo Cruz. Y al mismo tiempo, Anton Grady abandonaba la ciudad, descontento, por lo que su puesto se le daba a Angelo Chol. Ya iniciada la competición, Marlon Johnson --cuyo rendimiento tampoco estaba siendo sobresaliente-- tenía que irse por no poder regularizar su situación laboral y se fichaba a Cole Huff. Mientras, esta misma semana Dmitry Utolin, con unos números realmente pálidos, marchaba rumbo al Queso Zamorano (LEB Plata). El suyo era un adiós cantado después de que hace 15 días se incorporase TJ Sapp.

Un quilombo comparado con lo que había ocurrido los tres años anteriores. Mediada la 2015-16, Tautvydas Slezas era traspasado al Bilbao Basket y se tardó algunas semanas en cerrar a su sustituto, Ibrahima Thomas. Para la recta final también se acudió al mercado con Tomeu Rigo tras las bajas por lesión de Añaterve Cruz y Ben Mockford, que había regresado a Cáceres un año después de su ‘espantada’. Ha sido la última presencia en los ‘playoffs’.

Mucho más tranquila fue la 2016-17 (undécimo puesto). El gigante islandés Ragnar Nathanaelsson no convenció en 19 partidos y dio paso al ala-pívot esloveno Andraz Kavas. Mientras, José Marco sufrió un grave problema de salud, una trombosis en la zona clavicular, ningún jugador ocupó su puesto.

En la pasada, el Cáceres movió ficha pese a su plaga de lesiones de la segunda vuelta --las de Dani Martínez y Warren Ward les hicieron perderse casi la mitad de la temporada-- hasta que vio peligrar la permanencia y consiguió un permiso especial para incorporar fuera de plazo a Will Saunders (ocho partidos). Tuvo el efecto deseado y el equipo acabó décimo. ¿Se repetirá ahora ese efecto?