Benito Floro, nuevo director de fútbol del Real Madrid, en sustitución del italiano Arrigo Sacchi, quien ayer formalizó su baja en el club, ha dicho en el acto de presentación que uno de sus retos en su nuevo cargo será dotar al "primer equipo de un estilo que debe ser seguido en la cantera y en el fútbol base".

Floro ha apuntado que todos los equipos del club tienen que contar con una identidad, un estilo, y ha afirmado además que uno de sus objetivos será que "la plantilla tenga un 50 por ciento de futbolistas de cantera, un 30 por ciento de españoles de buen nivel y el resto gente de fuera de gran nivel".

Emilio Butragueño, vicepresidente del club, ha presentado a Benito Floro, un técnico que en su día fue su entrenador. Butragueño ha alabado el nivel de conocimientos del nuevo fichaje del club. "Es un hombre idóneo, para asumir la responsabilidad, es un perfecto conocedor del fútbol con la suficiente experiencia y además es un madridista, la decisión de incorporarle es acertada".

"Es un estudioso del fútbol, un hombre metódico y va a ser el hombre que organice todo el fútbol y que enlace el fútbol base con la primera plantilla", apostilló Butragueño.

Floro, nacido en Gijón el 2 de junio de 1952, está considerado como un estudioso del fútbol que tuvo una corta carrera profesional como jugador. Su última experiencia como entrenador fue la temporada pasada en el Mallorca, donde fue destituido a los cuatro meses de acceder al cargo.

Su etapa como futbolista finalizó cuando sólo tenía 26 años, por problemas de vértigo. En ese periodo de su vida militó como centrocampista en los equipos de Manzanares, Silla, Benifalló, Alacuas y Alcira. Tras colgar las botas, cursó los estudios de entrenador juvenil, regional y nacional.

El primer equipo que dirigió fue el Silla y de este pasó al Torrente, al que ascendió a categoría Preferente y a Tercera División. Luego fue contratado por el Denia y subió al conjunto alicantino a Tercera División.

Posteriormente se fue a tierras valencianas y preparó al Gandía y al Alcira, con el que logró el ascenso a la Segunda División B. Onteniente, Olímpico de Játiva y Villarreal también conocieron los métodos y tácticas del técnico asturiano, capaz de hacer entrenamientos específicos y elevar a la categoría de "jugada de estrategia" un saque de banda.

En la temporada 1988-89 se hizo cargo del Albacete, con el que empezó en Segunda B. En dos campañas le ascendió a Segunda División y en la Liga 1990-91 a la Primera División por primera vez en la historia del club manchego.

Bajo su dirección, el Albacete, al que se le denominó "el queso mecánico", se convirtió en el equipo revelación de la máxima categoría del fútbol español. Terminó situado en el séptimo puesto de la tabla y en junio de 1992 Floro firmó un contrato por dos años como entrenador del Real Madrid que no llegó a concluir.