De nuevo París. Igual que en el 91 y en el 96. París vuelve a aparecer, tentadora como siempre, para brindarle al Barça este fin de semana la oportunidad de coronarse campeón de Europa de baloncesto por segunda vez en su historia.

Es una tercera oportunidad en la que el club azulgrana tendrá la posibilidad de reparar un agravio histórico, el robo del 96 del Panathinaikos con el tapón ilegal de Vrankovic a Montero que, meses después de aquella final, la FIBA reconoció como ilegal. "Queremos ganar por nosotros y por la afición, el dolor que sentimos por aquella derrota no lo borraremos, aunque ganemos", argumenta el técnico Xavi Pascual. Su equipo se presentará esta tarde el Regal Barça en el Palais Omnisports de Bercy en la primera semifinal de la final four (18.00 horas, Teledeporte) que le enfrentará al CSKA Moscú y que abrirá la competición. Olympiacos y Partizan pelearán luego por la otra plaza en la final.

Para la mayoría de los jugadores azulgranas también la historia ha pasado a ser solo eso: historia. Sin cuentas pendientes. Sin lastre del que tirar. Sin obsesiones. Esa herida la cerró el Barça, por suerte, en el Sant Jordi en el 2003 con un equipo legendario (Bodiroga, Fucka, Jasikevicius, Varejao, Dueñas, Nacho Rodriguez) del que ya solo queda Juan Carlos Navarro, el máximo referente en la pista. Ahora el club se plantea otras metas: subir un peldaño más.

Es un equipo que ha enamorado a lo largo de la temporada con su espectacular juego y con sus resultados (60 victorias en 65 partidos; tres títulos, Lliga Catalana, Copa y Supercopa; nuevo récord de triunfos en la ACB, que aún puede superar con 30 victorias y solo 3 derrotas).