El listón está colocado en el cuarto puesto del Mundial de Cali de 1982. De manera que no es un reto fácil. Pero superar esa posición, es decir, entrar en la pelea por las medallas, es el ambicioso objetivo que se ha marcado la selección española de baloncesto que acude al Campeonato del Mundo, que se disputa en Japón desde la madrugada de ayer hasta el 3 de septiembre. El regreso de Pau Gasol al equipo, después de su ausencia en el Europeo del pasado verano en Belgrado, refuerza la confianza de un grupo que se ha ganado a pulso a lo largo de estos últimos años el derecho a entrar en la nómina de favoritos. La primera prueba (12.00 hora española, laSexta) es ante Nueva Zelanda, teóricamente asequible.

Ambición y confianza son las dos palabras que giran en torno a la selección española, que no ha parado de crecer en torno a la generación de los júniors de oro, el grupo que lidera Pau Gasol, que en los últimos años no ha parado de flirtear con el éxito aunque sin llegar a saborearlo al cien por cien.

Los resultados en la gira de preparación que ha hecho el equipo --nueve victorias en nueve partidos--, frente a rivales tan cualificados como Argentina, campeona olímpica, Serbia, campeona mundial y, sobre todo, la forma de conseguirlos --con diferencias entre 10 y 20 puntos--, solo ha hecho que disparar aún más la ilusión en torno a un equipo que, a diferencia de la selección de fútbol en Alemania, sí que acude a Japón con posibilidades reales de entrar en la pelea por las medallas.

LA COMPETITIVIDAD La relación de favoritos empieza por Estados Unidos, decidido a recuperar la supremacía después de sus sonados fracasos --sexto en el Mundial de Indianápolis hace cuatro años, tercero en los Juegos de Atenas del 2004--, lo que le ha llevado a construir un conjunto de solvencia y a llevar a cabo una preparación concienzuda.

Hay que añadir a Argentina, campeona olímpica y subcampeona mundial, a la actual campeona europea, Grecia, a la siempre talentosa Lituania, pese a las importantes ausencias de jugadores como Jasikevicius, a la Francia de Tony Parker y a la emergente Eslovenia.

España afronta la cita con un equipo para soñar, cargado de talento, juventud y ambición. Posiblemente a la altura del que consiguió la cuarta plaza en Cali-82. Aquella selección, a las órdenes de Antonio Díaz Miguel, contaba con Corbalán, Fernando Martín, Epi, Solozábal, Romay, Jiménez y Margall. Y dos años después, en los Juegos de Los Angeles-84, logró su consagración con una plata que supo a gloria.

Pau Gasol, máximo anotador de los dos últimos torneos en los que ha tomado parte con la selección --el Europeo de Suecia, en el 2003, y los Juegos de Atenas-- es el plus que necesita un equipo competitivo y ambicioso que ha demostrado en esta fase de preparación que es capaz de sobrevivir también a su ausencia. "Es un lujo contar con un jugador como él", admite Jorge Garbajosa, que ha dado el paso del Unicaja a la NBA, para incorporarse a los Toronto Raptors, en los que juega el extremeño José Manuel Calderón.

"Estoy convencido de nuestras posibilidades de luchar por las medallas. Hay que ser ambiciosos, pero un campeonato largo es complicado.", cuenta la estrella de los Memphis Grizzlies.