España cerró ayer los Mundiales de Helsinki, los décimos de la historia, con el regusto amargo del paso atrás dado con respecto a ediciones anteriores. Los resultados del equipo no mejoran mucho los logrados, por ejemplo, hace 10 años en Gotemburgo. Las dos medallas del primer día de los marchadores Paquillo Fernández (plata) y Juan Manuel Molina (bronce) en los 20 kilometros y las 10 plazas de finalistas (8 primeros) no colman las expectativas apuntadas por la Federación Española de Atletismo antes del campeonato que aspiraba a un mínimo de cinco medallas, pero tampoco parece que el mal resultado sirva para que los dirigentes vayan a variar su política deportiva.

La clausura fue tan anodina para los intereses españoles como la mayoría de las ocho anteriores. Isabel Eizmendi, testimonial (trigesimoprimera), y Natalia Rodríguez, séptima en la final de 1.500, no lograron lógicamente maquillar un balance que queda lejos de lo esperado. España había logrado cinco medallas anteriormente en varios Mundiales (los de 1993, 1997 y 2003) y había colocado al menos a 10 finalistas ininterrumpidamente desde Atenas-97.

"Yo le doy un 6,5, un aprobado alto, a la actuación española", aseguró ayer el presidente de la federación española, José María Odriozola. "Es verdad que hay muchos atletas que han sacado un suspenso profundo, pero ha habido más de 20 que han tenido un notable salto. Por lo tanto, esa es la nota que me sale", aseguró el máximo dirigente del atletismo español.

SIN LUZ DE ALARMA Odriozola no escatimó críticas individuales a algunos atletas, pero en general no cuestionó su actitud ante el campeonato y no ve la necesidad de variar la política deportiva cara al futuro. El retroceso es evidente, pero Odriozola no aprecia motivos para encender la luz de alarma. "No vamos a hacernos el haraquiri, pero tampoco a bajar las expectativas. Tenemos un equipo con mucho potencial, y hay que evaluar los motivos por los que no ha rendido al nivel que esperábamos".

Marta Domínguez, que en la final de 5.000 metros del sábado quedó penúltima (14), tampoco cree que haya que sacar lecturas tremendistas del retroceso español. "El nivel del atletismo español no ha bajado ni ha subido", aseguró la palentina. "Hemos tenido una actuación digna y nadie se ha dejado nada por dar en la pista. Estamos donde estamos, y no vale decir que hemos fracasado y el año que viene, cuando saquemos muchas medallas en los Europeos de Gotemburgo, decir otra vez que somos muy buenos".

Odriozola no cree que se haya regresado a los niveles de los Mundiales de Gotemburgo-95. "Si se cogen los ránkings de entonces y los de ahora, el nivel del atletismo español es mucho mejor ahora. Se ha mejorado, pero quizá no lo suficiente con respecto a lo que han hecho algunos otros países".

CRITICAS ABIERTAS Odriozola recordó que, además de los 9 finalistas, otros españoles rozaron esas posiciones, y lamentó las actuaciones en finales teóricamente accesibles de Concha Montaner (longitud) y Mario Pestano (disco). Pero con quien más dureza se despachó fue con David Canal y el relevo de 4x400, que hizo una marca en semifinales propia de un equipo júnior (3.08.03 minutos). "Sentí vergüenza ajena. Canal tiene pinta de un lanzador de martillo. Tiene que espabilar, no puede dar esta sensación en la pista", dijo Odriozola, al que tampoco le gustó la actitud de Manuel Olmedo de abandonar en los 800 por una rozadura en un muslo. Usó ese ejemplo para transmitir la actitud que quiere. "No quiero atletas españoles que tengan esta actuación en unos Mundiales, prefiero que no vengan". El presidente, sin embargo, eludió criticar a las vacas sagradas del equipo, como Manuel Martínez y Marta Domínguez.