«Gracias. Muchísimas gracias. Disculpadme porque vengo con las pulsaciones muy altas». Roberto Blanco, nuevo entrenador del Cáceres Patrimonio, tardó unos segundos en iniciar la rueda de prensa tras ganar 70-49 al Barcelona B. Se acordaba de la «despedida del Multiusos» a su equipo y también de su malogrado padre, Teddy Blanco, una referencia para él y a quien dedicaba el extraordinario inicio en el banquillo del club extremeño de la LEB Oro. Y él insistía: «estoy en una nube».

El placentino celebró que las dudas hubieran quedado a un lado a lo largo de los 40 minutos de juego. «Hemos empezado como queríamos y se ha entrado bien en el partido. Queríamos dar mucha velocidad al juego y se ha entendido bien ante un rival muy físico. Ese ritmo, ese extra pass, ese rebote, ese juego combinativo, esa ocupación de espacios nos han dado la energía suficiente como para hacer un buen partido», explicó ante los periodistas. Blanco estaba feliz, muy feliz, tras una noche histórica, salvada con solvencia en el comienzo de su particular etapa en el club.

«Estoy muy orgulloso de nuestro trabajo». Las palabras del entrenador verdinegro fueron siempre en una misma dirección: la de la alabanza ante la actitud de sus jugadores, protagonistas con él del sexto triunfo de la temporada, con el que se ve de otra manera el futuro.

Y Blanco incidía. «Hemos tenido el control en todo momento. Robar balones en el último cuarto, a esas alturas, me hacen senetirme muy orgulloso de nuestro trabajo y que ellos empiecen a creer. Solamente hemos ganado un partido, pero es muy emocionante. Esta victoria y este ambiente me hace sentirme muy bien con esta afición. Ha sido una pasada», afirmó alguien especialmente feliz por el «compromiso de todos». Además, dio las gracias al cuerpo técnico, «a Sergio y a Chema porque es un gusto trabajar con ellos».