Este fin de semana he tenido una cita muy emotiva. En la localidad albaceteña de La Roda, más conocida por sus ´miguelitos´, se disputaba una milla, típica competición de nuestras calles heredada de la distancia inglesa, de las que abundan en nuestra geografía y que hacen las delicias de los aficionados al deporte con pruebas rápidas y finales de infarto. En La Roda le ponen mucho amor a este deporte. A pesar de no tener una pista de atletismo, cuentan con un buen grupo de gente que se desvive por los chavales.

Pero no fue una milla más, ya que se celebra en homenaje a Juan José Lozano, un atleta de la localidad que falleció en accidente de tráfico hace ya diez años. Un atleta y compañero en mi época júnior con el que me batí el cobre en croses como los de Sonseca o los nacionales de clubes e individuales en pos de conseguir los méritos de asistir al Mundial de turno, al que fuimos juntos. También en la pista asistimos al europeo. Lozano era el alter ego en esos viajes de otro gran atleta y persona, Juan Carlos Higuero.

El accidente fue muy similar al que ha sido noticia este puente de mayo en Brenes, Sevilla. De madrugada, un grupo de jóvenes vuelven de las fiestas de algún pueblo cercano y la mala suerte o la imprudencia se los lleva por delante. Fue un fin de semana de junio en el 98, yo estaba en Puertollano, se disputaba el torneo de federaciones.

Desde entonces, cada vez que escucho una noticia de un accidente como el de Brenes me acuerdo de Juanjo, de donde podría haber llegado como atleta, de su carácter, de sus padres, que han sufrido y siguen sufriendo su pérdida, y, sobre todo, de la inconsciencia que tenemos muchos cuando somos jóvenes, cuando no pensamos en las consecuencias de lo que estamos haciendo.