El Real Madrid no dejó escapar su reto, lo tenía en la palma de la mano y conquistó un título de Liga trabajado, con el aliento de la Real en el cogote, pero también con mérito pues tumbó al Athletic con una enorme dosis de esfuerzo y de talento, con la dupla brasileña --Roberto Carlos y Ronaldo--, decisivos en los momentos clave.

Ronaldo, por fin, encandiló al Bernabéu. Fue su gran noche. La de mayor emoción desde que llegó al Real Madrid. Y el público le despidió con una cerrada ovación cuando Del Bosque le puso en bandeja el aplauso con el cambio por Morientes.

Los números indican que ya no se ganan las Ligas de calle. El Madrid levantó esta Liga con cuatro derrotas y doce empates, números impensables en otras épocas y que reflejan la igualdad del campeonato.

NERVIOS INICIALES

Nunca jugó bien el Madrid en el primer tramo. Y, sin embargo, se fue al vestuario con un 2-1, inesperado, injusto. Con un resultado adverso de esos que invitan a cualquier jugador a irse del partido. El enorme esfuerzo del Athletic no tuvo premio. La primera acción trenzada que disfrutó el Madrid, con Zidane y Roberto Carlos de invitados, terminó con un gol de Ronaldo a los nueve minutos.

Jupp Heynckes demostró conocer, y bien, todos los puntos flacos del Madrid. Sus tres centrales le dieron resultado. Lacruz, Karanka se vinieron arriba con la ayuda de Gurpegui, pletórico físicamente, y que incrustado en esa zona, estuvo siempre atento a los movimientos de Raúl. Gurpegui fue una lapa para Raúl.

Hacía tiempo que no se veía un marcaje individual, tipo balonmano, en el Bernabéu. Y al Athletic le salió a medias la apuesta. Fue a morder a Raúl, pero dejó terreno a Ronaldo, que ha terminado el año insaciable.

Los 35 grados, el sofoco que padeció la ciudad hizo más mella en el Real Madrid. El Athletic, cuando tocó con Yeste, Alkiza, Ezquerro, Etxebeberría y Urzáiz, llegó arriba. Aunque fue precisamente un disparo de Alkiza, en teoría sin peligro, el que se coló en el portal de Iker, de forma extraña, pues no tenía pinta de ser inquietante.

Con el 1-1, al Madrid le costó llevar el ritmo, la iniciativa, con Makelele más impreciso de lo normal y Zidane, Figo y Guti, fatigados. Caminaba así el encuentro, hasta que llegó un golpe franco al borde del área en el minuto final del primer tiempo.

UN GOL CLAVE

No estaba el Madrid para perdonar. Ni para regalos. Andaba justito de energías. Así que Roberto Carlos, con el misil listo, largó un zapatazo ´marca de la casa´ que fundió a Aranzubía. El Athletic mordía el polvo sin merecerlo. Y el Madrid exhibía un cien por cien de efectividad.

En la reanudación, el equipo de Del Bosque comenzó a crecer en la elaboración y en el contragolpe. Cuando Ronaldo echó a correr vinieron los problemas para el Athletic. De una galopada del brasileño, llegó un remate de Zidane al palo.

Y de un hermoso pase de Zizou al espacio libre, apareció otro desmarque de ruptura de Ronaldo que acabó otra vez en la red del Athletic. El Madrid se sintió campeón por primera vez a los 61 minutos. En ese momento se acabó el agobio, la asfixia, se quitó el corsé y el Madrid comenzó a funcionar.

Ronaldo se ganó un poquito más a la afición del Bernabéu y firmó un partido decisivo. Con su cambio de imagen --sabe siempre cuándo hay una foto buena-- y su mechón mundialista estuvo listo en el área y solventó el trance ante un Athletic valiente, con casta, que siempre dio la cara. El público se fue feliz, eso sí, pidiendo a gritos a Florentino que Guti no se vaya. La vuelta de honor con la copa de campeones --una réplica-- culminó la velada.