El automovilismo es ese deporte en el que "cuando lo haces todo bien, cuando todo te sale bien, a veces, solo a veces, ganas". Cada victoria se saborea, se disfruta, se celebra. Y cuando es en la espectacular y durísima noche de Singapur, cuando te reporta el liderato, cuando es la octava del año y nadie, absolutamente nadie, en la historia ha perdido un Mundial ganando ocho carreras, cuando todo eso sucede, Nico Rosberg habla a punto del desfallecimiento, en mitad del éxito: "Es una sensación increíble, increíble, tenerlo todo bajo control en situaciones tan al límite en la pista".

Es verdad que solo son ocho puntos de ventaja respecto a Lewis Hamilton, pero ha recuperado el liderato. Es cierto que este año ha visto como se esfumaban más de 40 puntos de ventaja sobre el inglés pero, entre los muros del Marina Bay robó el papel de superclase a Hamilton: "Tengo que felicitar a Nico, ha conducido de una forma magistral todo el fin de semana. Yo nunca tuve ese ritmo", reconoció el campeón.

En su desesperación, Hamilton, que a mitad de carrera, acababa de ser relegado por Kimi Raikkonen a la cuarta posición, decidió junto a su ingeniero cambiar su estrategia de dos a tres paradas. Inocentemente, recordando aquella maldita decisión en el muro que privó a Fernando Alonso del título en 2010, Ferrari copió la estrategia e Iceman entró en una vuelta después. Regresó por detrás, claro, y perdió así las opciones de podio. "Tomamos la decisión según los datos que teníamos. Ahora tenemos que ver si los datos que teníamos eran los correctos", justifica Mauriccio Arrivabene, en una frase propia de Groucho Marx.

SUSTO EN MERCEDES Daniel Ricciardo y el muro de Red Bull lo tenían claro: "Con una parada más nos cubríamos de Hamilton y Kimi, y nos la jugábamos para ganar", explicó el australiano. Hizo su parada cuando iba a tres segundos de Rosberg, pero salió como un misil y reventó el crono en su primera vuelta con neumáticos nuevos.

Pero, a diferencia de Ferrari con Hamilton, Mercedes no mordió el anzuelo. "Estábamos pensando en hacer parar a Rosberg también, pero entonces, Daniel hizo una súper vuelta y la diferencia se redujo, se fue, así que necesitábamos llegar hasta el final sin parar con Nico", explicó Toto Wolff. Rosberg tuvo que gestionar sus gomas, sus frenos, mientras Ricciardo le recortaba dos segundos por vuelta hasta llegar al Mercedes en el último giro. "Casi nos meamos en los pantalones", reconoció Wolff. Pero el jabato Rosberg resistió.

Rosberg ha entrado en ese reducido grupo de triunfadores en Singapur, entre los que está Alonso, que volvió a realizar una salida primorosa y, luego, defendió con enorme talento una brillante séptima posicion. "Fuimos, de nuevo, el mejor del resto. No está nada mal". Peor le fue a Carlos Sainz, décimocuarto.