Una intervención sin periodistas, sin la necesidad de responder preguntas incómodas. Y, sin embargo, Sandro Rosell no iba a anunciar una mala noticia. Al menos, para él y, teóricamente, para ningún barcelonista. Ante el Senado del Barça (el órgano que reúne a los 1.000 socios más antiguos del club), el presidente del azulgrana confirmó que se presentará a la reelección en el 2016.

Tres años antes de que estén fijados los próximos comicios, antes de alcanzar incluso el ecuador de su primer mandato --el 13 de junio se cumplirán tres años del triunfo del 2010, con el 61,4% de los votos--, y antes de conocerse los resultados deportivos y económicos de la actual temporada, que apuntan positivos, Rosell argumentó que necesita más tiempo "para continuar --dijo-- los retos que nos hemos trazado". Esos retos, al margen de la consolidación "en la excelencia" de los proyectos deportivos y de apuntalar la economía, se centran en la remodelación o construcción del nuevo Camp Nou y del Palau Blaugrana. Al futuro candidato Rosell solo se le otea la posible oposición en las urnas de Agustí Benedito, que también concurrió el 2010 y fue segundo (con el 14%).

Rosell pidió a los menos de 200 socios que acudieron a la convocatoria que renueven su confianza en él y su junta. En su parlamento, abierto a los medios de comunicación antes de que se cerrara la sala, expuso los logros de su gestión, algunos no consumados.