Sin problemas para Ruth Beitia en la calificación de salto de altura, cuya final se disputa este a la 1.30 de la madrugada de hoy en España. La saltadora cántabra empezó en 1,85 y franqueó 1,94 en el cuarto salto para pasar automáticamente a la final. Impecable como siempre, la campeona aseguró sentirse bien y alabó el material de la pista. "Dura y rápida como a mí gusta", recalcó.

Media hora antes, Borja Vivas, por 15 centímetros, y Carlos Tobalina, no superaban la calificación del lanzamiento de peso y se unían a la larga lista de atletas españoles eliminados en primera ronda. Beitia debe tener ya la espalda más ancha del atletismo español.

Como Bruno Hortelano, Beitia no ha venido a Río a ponerse nerviosa sino todo lo contrario, a disfrutar todo lo que pueda. Su optimismo a flor de piel no ha sido, sin embargo, suficiente para animar a sus compañeros a mejorar.

Desde que amagó con retirarse tras su cuarto puesto en los Juegos de Londres, su sonrisa permanente y su actitud competitiva han ido de la mano. La paciencia de su entrenador, Ramón Torralbo, a quien la saltadora suele referirse como su "50%", se vio premiada cuando Beitia, tras un periodo de reflexión hace cuatro años, volvió al módulo cubierto de La Albericia, en Santander, para dilatar su carrera deportiva, que simultanea con su actividad política en el PP cántabro.

Su favoritismo en la final no parece que vaya a afectarle. Si acaso para volar por encima del listón sin las dudas propias de la edad, cuando apenas era una adolescente y Torralbo la sacó del equipo de cross porque era la más alta y saltaba como nadie entre charco y charco.