Carlos Sainz cedió ayer el liderato del Dakar a su compañero de equipo, el sudafricano Giniel de Villiers, tras la disputa de la segunda etapa mauritana, la primera que sirvió de verdadera criba entre Zuerat y Atar en vísperas de la jornada de descanso.

Sobre las dos ruedas apareció al fin el francés Cyril Despres tras haber acumulado desgracias en los primeros días. El vencedor de 2005 ganó la etapa y recortó casi doce minutos y medio al líder, Marc Coma, del que todavía le separan tres cuartos de hora. Isidre Esteve también le recortó tiempo a Coma, algo más de un minuto, lo que deja el margen entre los dos en 10.47.

Nada parece definitivo, porque las distancias en la general son todavía indignas del apelativo de definitivas en el raid más importante del mundo y porque la carrera no ha hecho más que atravesar su ecuador y lo que queda por delante es más complicado que lo que ya han atravesado los pilotos.

La victoria de De Villiers, la segunda que logra en este Dakar, le otorga el liderato con 1.39 minutos sobre Sainz. A la séptima etapa se le recortaron 134 kilómetros a causa de una tormenta de arena que impedía la visibilidad.