Si el partido es realmente importante para el Extremadura, resulta casi trascendental para el Deportivo de la Coruña, que afronta por primera vez esta temporada un partido fuera de los puestos de playoff para el ascenso. Los gallegos perdieron esta condición con su derrota del pasado fin de semana ante Osasuna y buscan reconciliarse con su afición, pues hace tiempo que el Depor no gana delante de los suyos.

Los blanquiazules llevan seis partidos consecutivos sin ganar en Riazor y ocho partidos consecutivos sin ganar sobre el verde. Su último triunfo en casa se remonta al 20 de enero ante el Albacete (2-0), hace ya tres meses.

La mala dinámica de resultados llevó al cuadro coruñés a destituir a Natxo González y firmar a Pep Martí, un técnico que en la primera vuelta rechazó venir a Almendralejo por un proyecto más ambicioso. Martí se estrenó con derrota en El Sadar y esta tarde debutará ante su parroquia en Riazor siendo el Extremadura su primer rival.

En lo estrictamente deportivo, el cuadro gallego tiene dos bajas confirmadas para el partido: la del danés Krohn-Dehli y la del lateral derecho David Simón. Además, cuenta con las serias dudas de Fede Cartabia y Carlos Fernández. El concurso de estos útimos se antoja fundamental para elevar el potencial del Depor en ataque, aunque cuenta con la figura de Quique, que ya es el máximo goleador de la liga con 15 goles, igualado con Enric Gallego, que sigue colíder en esta faceta aunque lleve tres meses ya en el Huesca.

El partido será dirigido por el colegiado cántabro, José Antonio López Toca. No guarda buen recuerdo el Extremadura de este colegiado, pues pitó a los azulgranas en las derrotas en Elche y ante el Granada en Almendralejo, donde no vio un penalti de biblioteca sobre Enric Gallego con empate.