Tanto a nivel nacional --Quique Sánchez Flores en el Atlético-- como regional --Gustavo Aranzana y Rafa Gomariz en Cáceres 2016 y Plasencia-- hemos vivido una semana protagonizada por entrenadores que en las ruedas de prensa posteriores a derrotas de sus equipos no han tenido inconveniente en reprobar modos y maneras de sus jugadores.

A algunos les escandaliza esto porque lo consideran poco limpio y ven la intención de quitarse responsabilidades de encima, pero sinceramente a mí me gusta, aunque a los tres les faltase un pelín de autocrítica. En un mundo de expresiones públicas tan sobadas como el del deporte, no es censurable que haya alguien que diga lo que piensa sobre unos tipos mejor pagados que la media y que tienen depositadas las ilusiones de muchos.

No me gustaría que mi director rajase de mí públicamente diciendo que he hecho mal algo, pero la siguiente vez lo daría todo para cerrarle la boca. Eso es lo que han hecho los jugadores del Atlético y lo que deben hacer los de Cáceres y Plasencia.