Cuando suenen los acordes del Arrebato a toda pastilla en los megáfonos del Ramón Sánchez Pizjuán correrá un ligero escalofrío en la piel de jugadores y aficionados del Extremadura que, sentirán por primera vez desde el 24 de junio, que el retorno al fútbol profesional no es un sueño, sino una realidad. El amistoso entre Sevilla y Extremadura de esta noche (21.00 horas) en el templo del sevillismo no deja de ser un bolo veraniego más para los andaluces, pero no para los de Almendralejo. Es un regalo de estar de nuevo en LFP. «Esto, en Segunda B, nunca hubiera podido ser posible», decía ayer un aficionados que acababa de retirar su entrada para esta noche en el Pizjuán. Y no le falta razón. Es un amistoso, pero no un partido cualquiera.

MIRANDO A OVIEDO / Será el sexto del Extremadura que, honestamente, está lejos en sensaciones de lo que debe ser un equipo de Segunda. «Seguimos preocupados porque encajamos goles con mucha facilidad. No podemos cometer ciertos errores defensivos. Es verdad que hemos cambiado el dibujo en los últimos encuentros y eso nos ha creado dudas». Y es que el 3-5-2 empleado por Sabas en los dos últimos envites veraniegos no ha salido bien. Pero el verano está para hacer pruebas. «Me gustaría enviarle a la afición un mensaje de tranquilidad. El equipo que va a competir el 19 de agosto en el Tartiere de Oviedo va a distar mucho a nivel competitivo y a todos los niveles de éste», puntualiza el técnico.

Con esa aclaración y las derrotas ante Badajoz y Vitoria se presenta el Extremadura en el Pizjuán. Le espera el Sevilla de Pablo Machín, un equipo que se ha paseado en su primera ronda de Europa League ganando hace tres días en Hungría al Ujpest (4-0 y 1-3). Los andaluces, que podrían cerrar hoy la vuelta de Aleix Vidal, preparan la segunda ronda de la Europa League ante el Zalguiris y la Supercopa de España que se jugará el día 12 en Tanger ante el Barça. Machín dará minutos a todos, pues será su primera puesta de largo ante los aficionados del Sevilla.