Al borde del abismo, pero a un paso de la salvación. Así cierra el Cáceres Patrimonio de la Humanidad el 2018, quizás su año más duro desde que está en la LEB Oro. Sufrió la campaña pasada lastrado por las lesiones y está sufriendo está por el mismo motivo y también por su propia inconsistencia, por la falta de regularidad en su juego. Despide el año el conjunto verdinegro en penúltima posición, aunque el ‘consuelo’ es que está a una sola victoria de las plazas de permanencia en una temporada en la que bajarán hasta la LEB Plata los tres últimos, lo que añade un extra de dificultad. Y de nerviosismo.

Con el mismo balance que los extremeños (4 partidos ganados, 11 perdidos) están Tau Catellón y Barcelona B. Una victoria más tiene el Araberri. Todos, al igual que el Cáceres, han perdido sus duelos de fin de año. Lo ha ganado el Coruña, que aventaja a los extremeños en dos triunfos. Casi nada ha cambiado, por lo tanto, en la lucha por abajo tras la decimoquinta jornada.

Ante esta situación, el inicio del 2019 se antoja trascendental para el Cáceres. Su primera parada será en Granada el Día de Reyes. El conjunto nazarí, octavo, perdió ayer ante el Bilbao (93-68). Después, dos partidos seguidos en el Multiusos, primero ante el Real Canoe en la última jornada de la primera vuelta (día 11) y después el filial del Barça (18) en el inicio de la segunda.

«Espero que los dos partidos que quedan de primera vuelta y toda la segunda se vea otra cara del equipo, con más confianza», dijo Luis Parejo, capitán de la plantilla, el viernes tras la derrota ante Melilla. Reiteró el escolta que el trabajo está siendo bueno, aunque reconoció la falta de concentración en algunos momentos. Con la vuelta de Niko Rakocevic y Andy Mazurczak espera recuperar sensaciones.

«Esta liga es muy dura», recordó Ñete Bohigas. El técnico apuntó a la necesidad de ser consistentes todos a la vez, «no unos ahora y otros después». Es el deseo, y la necesidad, del Cáceres para el 2019.