La velocidad mundial ya tiene a un nuevo líder, una estrella a la que idolatrar. Usain Bolt, un jamaicano de 21 años que no responde a la tipología del típico esprinter (mide 1,96 y es desgarbado), se consagró ayer con todas las de la ley en el Nido de Pekín, donde el atleta centelleó como un Relámpago (el sobrenombre por el que le conocen en su país) para sobrevolar por encima de todos sus perplejos rivales, que vieron que se escapaba como una elegante bala hacia su primer oro olímpico, y el primero para Jamaica en unos 100 metros lisos olímpicos.

Bolt lo tiene todo para ser una estrella. Es el mejor, eso quedó palmariamente patente ayer, pero también puede ser uno de los más carismáticos. Durante toda la jornada de su consagración definitiva, el hombre más rápido del mundo estuvo distendido, gastando bromas a sus compañeros y teniendo la completa seguridad de que, en su estado de gracia, nadie podría con él en la pista del Estadio Nacional de Pekín.

SEIS POR DEBAJO DE DIEZ Y así fue en la carrera más rápida de la historia. Los seis primeros bajaron de los 10 segundos, y el primero, el nuevo campeón olímpico y rey mundial, lo hizo con una holgura sorprendente. Después de dar 41,5 de sus enormes zancadas, paró el cronómetro en los 9 segundos y 69 centésimas, tres centésimas menos que el récord que el propio Bolt estableció el pasado 31 de mayo, en Nueva York.

Pero más impresionante que la marca en sí misma fue la forma de conseguirla. Bolt ya había maravillado en las series del viernes y también en la semifinal de ayer, en la que, dejándose ir a 30 metros de la meta, hizo un tiempo de 9.85. "Me ha recordado al Bob Beamon de México de 1968", aseguró el viernes el plusmarquista español, Angel David Rodríguez, que tuvo la oportunidad de compartir carrera con él. No será lo mismo, porque el récord del mítico saltador de longitud (8,90 metros) perduró 23 años, mientras que el de Bolt podría ser batido mañana mismo si el jamaicano se lo propusiera. O esa es la impresión.

Bolt salió el tercero de los tacos en la final de ayer. En lo que tardaba en poner su imponente figura totalmente de pie, el trinitense Richard Thompson, a su derecha, le aguantaba el tirón. Pero cuando recuperó toda la verticalidad, el jamaicano se fue como un relámpago en una noche sin una pizca de viento, disparándose hacia la gloria.

A falta de 20 metros, y tras mirar a izquierda y derecha, Bolt bajó los brazos y los separó del cuerpo como inquiriendo quién sería capaz de poderle seguir. Y antes de cruzar la meta, aún tuvo tiempo de golpearse el pecho, a la altura del corazón. Nunca un campeón olímpico había entrado tan relajado a la meta. Ni tan veloz. La nueva plusmarca de 9.69 saltará por los aires, si Bolt se lo propone, en la próxima reunión en la que participe.

FRACASO DE POWELL Por detrás, debatiéndose afanosamente, entraron Thompson (9.89) y el primer estadounidense, Walter Dix (9.91). Un holandés que corre por Antillas, Churandy Martina (9.93), fue el encargado de agravar el nuevo fracaso de Asafa Powell, el compatriota de Bolt y anterior plusmarquista mundial, que de nuevo falló en el momento de la verdad (9.95). Otro jamaicano, Michael Frater, fue el sexto que bajó de los 10 segundos (9.97).

Powell ya había sido quinto en los Juegos de Atenas y, más grave, solo tercero en los Mundiales del año pasado en Osaka, cuando era el claro favorito. Ahí le derrotó Tyson Gay (EEUU), que ayer no entró en la final, arrastrando todavía secuelas de la lesión en el tobillo que sufrió en las pruebas de selección de EEUU y que le impidieron entrar en el equipo de los 200 metros.

El año pasado, en Osaka, Tyson ganó las tres pruebas de la velocidad (100, 200 y 4x100), reto que ahora está también al alcance de Bolt. El realidad, el espigado jamaicano es un renombrado especialista en el doble hectómetro. A los 15 años ya fue campeón mundial júnior; a los 18 años bajó de los 20 segundos, y en el 2008 tiene las tres mejores marcas, encabezadas por unos espectaculares 19.67.

Carl Lewis, en Los Angeles-84, fue el último que logró doblar oro en 100 y 200, el inmediato reto de Bolt, que solo hace un año que corre el hectómetro. Fue una promesa que arrancó a su entrenador para librarse de los rigores del 400. Si batía el récord de Jamaica de 200, le dejaría correr el 100. Menos mal.