Sebastian Vettel atendía a la prensa como autor del mejor tiempo en la primera jornada de entrenamientos; Fernando Alonso explicaba el problema en el embrague que le impidió volver a la pista tras perder el coche en una frenada cuando estaba en disposición de batir el tiempo del alemán. Y lo hacían pasadas las 11 de la noche, siete horas después de lo habitual. Para rendir ante semejante cambio horario, los pilotos llevan, en Singapur, una vida de crápulas. Se acuestan a las tres de la mañana, se levantan a la una... el sueño de un adolescente.

Ese horario nocturno es lo que ha inducido a los pilotos a mantener el horario europeo en su ritmo diario. No es fácil pasar a la nocturnidad a deportistas acostumbrados a levantarse antes de la siete de la mañana y acostarse poco después de las nueve de la noche.

Para mantenerse en vela, unos como Robert Kubica, organizan timbas de póker a las que alguna vez acuden Fernando Alonso o Nico Rosberg. El propio piloto asturiano suele traerse grabados en su propio ordenador capítulos de sus series favoritas.

Acostumbrar al cuerpo

Para levantarse tarde, en McLaren han asaltado una planta del Hotel Conrad, donde se simula la noche hasta el mediodía. No hay más huéspedes, el personal de limpieza no llega hasta por la tarde, no se pasan llamadas y han sellado las ventanas con stores totalmente opacos para que no entre luz. Así logran simular que la noche se alarga hasta el mediodía.

Pero ahí no acaba todo. Lo difícil, la clave, se encuentra en conseguir que el cuerpo rinda físicamente por la noche, un momento que habitualmente es de relax. "La oscuridad entra por los ojos, y el cerebro dice que toca descansar", revela Alonso. Por eso el bicampeón rodó en bicicleta por el circuito el miércoles, y se metió una paliza en el gimnasio el jueves sobre las diez de la noche: "La cuestión es forzar al cuerpo a trabajar físicamente por la noche". No fue el único. Rosberg o Webber también. "Es extraño, desayunar a mediodía, cenar de madrugada, pero es parte del encanto de este gran premio", confiesa Vettel.

El problema es igual para todos, pero la reacción del cuerpo de cada cuál marcará la diferencia. Ese es el diagnóstico de Luis Til, médico del CAR de San Cugat: "Al tratarse de un deporte tan delicado, en cuanto a su precisión y concentración, es evidente que, en la carrera, pueden producirse comportamientos distintos a los de cualquier gran premio. Pueden perder capacidad de concentración y finura en su conducción. La desventaja es idéntica para todos, pero no todos logran superarla con la misma eficacia".

Lo han entrenado tanto, que, por ejemplo, en Ferrari también "hemos reproducido en el simulador las condiciones de luz que se encuentran en carrera", explica Gené. Además, es un circuito en el que se gIra en sentido contrario a las agujas del reloj (más esfuerzo físico) y los muros no permiten despistes. Los pilotos tienen que preparase a fondo y lo hacen con una vida de crápulas.