Cada noche hay fiesta en el hotel del Deuceninck. Unos días celebran la victoria y el liderato de Julian Alaphilippe y a la siguiente velada brindan por Elia Viviani, pero sobre todo por la organización de una escuadra belga que sabe como nadie ganar etapas pero que ha acudido a este Tour con la enorme duda de demostrar si sabrán arropar a Enric Mas en su objetivo de ser uno de los referentes en esta todavía joven ronda francesa.

En una etapa demasiado larga y sin más historia que un esprint dominado con maestría por Viviani, el Deceuninck, antiguamente el Quick Step, ahora segundo patrocinador, pudo continuar con su dominio arrollador. Esta es su semana de gloria, luego cuando lleguen las cimas todo cambiará, Alaphilippe seguirá por libre a la caza de etapas y de la clasificación de la montaña como en el 2018.

En el día en el que Federico Bahamontes cumplía 91 años en Toledo -la vida ya no es la misma para la leyenda del ‘Águila de Toledo desde que se fue su Fermina- Mas, que podría ser su biznieto, siguió con su aprendizaje, de los pocos del Deceuninck que no participó del plan de ataque para que Viviani se anotase su primera victoria en el Tour, un triunfo a añadir en su colección de etapas en la Vuelta y el Giro. Mas corre con la consigna de familiarizarse con la ronda francesa, de no malgastar fuerzas porque sí y a esperar mañana la Planche de les Belles Filles.