El presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA), Javier Gándara, negó ayer que viajar en avión sea en la actualidad un «transporte de ricos», sino que está «totalmente democratizado» y advirtió de que implantar una nueva tasa a las emisiones de CO2 perjudicaría a la economía española y, precisamente, frenaría los viajes de los pasajeros con menos recursos.

Gándara respondió así a las declaraciones realizadas ayer por la vicepresidenta cuarta del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, en las que calificó de «debate interesante» las propuestas en Europa que plantean nuevos impuestos o tasas a quien viaja en avión que, en su opinión, es «quien tiene más recursos o son billetes sufragados por la empresa», por lo que considera que esta opción «puede ser razonable».

«El avión no es un transporte de ricos en la actualidad. Si hoy tiene algo la aviación es que está totalmente democratizada. Hace 25 años era un lujo que no estaba al alcance de todos, pero ahora sí», apostilló Gándara, que asegura que viaja con frecuencia y a su lado ve viajeros aparentemente de todo tipo, tanto ricos como con menos recursos.

De este modo, insistió en que las declaraciones de Ribera «no responden a la realidad» pues «todos los ciudadanos» pueden permitirse volar, al tiempo que recordó que la aviación no solo es turismo o negocio, sino que permite conectar a gente que vive en pequeñas islas, en territorios más alejados y que ha acercado la distancia entre familiares que viven separados.

Por ello, cree que el problema no son los aviones, sino el dióxido de carbono, por lo que una nueva tasa al pasajero «encarecería volar a todo el mundo» y, como consecuencia, probablemente quienes tienen menos recursos son quienes tendrían que dejar de volar.

A su juicio, se ha estigmatizado injustamente a la aviación que, según datos del sector durante el 2019 pagó 5.000 millones de euros en impuestos ambientales, incluidas tasas establecidas en Reino Unido o las ecotasas de Alemania y Francia y que «no han solucionado el problema».

El presidente de ALA cree que los 5.000 millones de euros en impuestos estarían «mejor empleados» en investigar y desarrollar alternativas a los combustibles fósiles o fomentar la aviación eléctrica o híbrida.