El colosal tamaño y peso de los dinosaurios hacía que, con ilustres excepciones como el tyrannosaurus rex, no pudieran moverse de forma ágil y veloz. Algo así le pasa a Europa, como ayer acertó a describir el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, un francés que habla de los europeos en tercera persona del plural. Cosas del cargo, o quizá de que todo lo que huela al continente tiene hoy en día poco encanto.

"Estoy preocupado y por eso estoy instando a que los europeos den una solución en conjunto, porque esta aproximación poco a poco obviamente no funciona. Y los mercados solamente están esperando a qué es lo próximo que pase. Todo esto lleva tiempo, ese es probablemente el principal problema estos días", afirmó el mandatario, que por razón de su posición tiene tratamiento de jefe de Estado.

Todos los focos puestos en la reunión de los líderes europeos de ayer y hoy. De que sean capaces de dar una respuesta firme y contundente a las dudas de los mercados sobre el euro depende que el proyecto de la UE no fracase. Esperemos que mañana podamos decir, parafraseando el famoso cuento breve de Augusto Monterrosso, aquello de que "cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí".

La jefa de Europa, la canciller Angela Merkel, prometió a su llegada a la cumbre una "acción gigante de solidaridad". Pero los inversores todavía vacilan sobre la capacidad de los líderes políticos para ponerse de acuerdo en temas como la emisión de bonos europeos, la ampliación del actual fondo de rescate o los detalles del futuro fondo permanente que le sustituirá.

La tensión es alta, y España sigue siendo la que más la sufre. El Tesoro tuvo que comprometer ayer los intereses más altos en una década para colocar 2.401 millones de euros en deuda a 10 y 15 años. Y la diferencia entre el bono español a una década y el alemán de referencia, el indicador del riesgo de impago que percibe el mercado, llegó a sobrepasar los 256 puntos, si bien luego se relajó hasta los 250.

Y es que sigue el debate dialéctico, cargado de mensajes interesados. Morgan Stanley considera "altamente probable" que España tenga que ser rescatada. Pero el FMI "no ve riesgos tan grandes" y el Santander cree que es una probabilidad "que no existe". Ante esta situación de impasse, el Ibex 35 se quedó ayer quieto en los 10.010,3 puntos, frente a un alza media europea del 0,3%. Los bancos siguen siendo los grandes castigados.