Alemania ha estado bloqueando en los últimos años la creación de un fondo europeo de garantía de depósitos (EDIS en sus siglas en inglés), el tercer y último pilar de la incompleta Unión Bancaria. Ayer, el ministro de Finanzas alemán, Olaf Scholz, por primera vez, abrió la puerta a algún tipo de esquema común para proteger los depósitos de los ahorradores europeos.

El mecanismo que plantea para responder ante futuras quiebras bancarias actuaría en tres niveles. Como primera opción se utilizarían los recursos de los diferentes fondos nacionales de depósitos. Solo si este dinero nacional se agotara se podría acudir al fondo europeo de reaseguro, gestionado por la Junta Única de Resolución (SRB en inglés), que proporcionaría «liquidez limitada a través de préstamos reembolsables».

En el caso de que no fuera suficiente, quedaría pedir un rescate al Mecanismo Europeo de Estabilidad (Mede). Solo en una fase posterior, cuando todos los elementos de la Unión Bancaria se apliquen plenamente, «podría considerarse un componente de cobertura limitada de pérdidas del préstamo a devolver», según Scholz.

A cambio, el ministro alemán pone algunas condiciones como reforzar la supervisión bancaria, reducir los riesgos y los créditos morosos y penalizar la deuda pública en los balances de las entidades. «Los bonos soberanos no son inversiones libres de riesgo y no deberían ser tratadas así», adviertió el ministro que también reclama una armonización en toda la UE del impuesto de sociedades para la banca y la aplicación de un tipo mínimo efectivo.

El anuncio llega en vísperas de la reunión del Eurogrupo que se celebra hoy en Bruselas. «Por primera vez los países están moviendo sus líneas rojas», reconoció un alto funcionario europeo.