El polémico gobernador vitalicio del Banco de Italia, Antonio Fazio, afronta una creciente presión internacional para que dimita, tras su intervención para frustrar el intento de compra de la Banca Nazionale del Lavoro (BNL) por parte del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) para preservar la entidad en manos italianas. El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, instó ayer a las instituciones italianas, y en especial al Banco de Italia, a asumir sus responsabilidades para resolver la crisis de credibilidad de la autoridad monetaria italiana.

El Gobierno italiano, que ya ha reformado la ley sobre el Banco de Italia para limitar el mandato del gobernador, no logra que Fazio dimita. El primer ministro, Silvio Berlusconi, reconoció ayer su impotencia y afirmó que "sólo el BCE puede intervenir".