La especulación se impuso. Y, con ella, el temor, más bien el pánico, que sabe poco de racionalidad y mucho de histeria. Un pánico que propició el predominio vendedor y un desplome bursátil de más del 5% y más de 500 puntos en el índice de la bolsa española.

Con la aceleración de la caída a partir del mediodía, después de que parecía haberse impuesto una cierta calma tras conocerse que Moody´s y Fitch ratificaban la solvencia de la deuda pública española, el Ibex 35 acabó el día en los 9.859,10, tras sufrir un retroceso del 5,41% y un volumen de negocio que se disparó hasta los 9.364 millones de euros.

El principal indicador bursátil español cedió 563,70 puntos, hasta quedarse en un nivel similar al de los mínimos alcanzados en julio del año pasado. Tras el varapalo de ayer, las pérdidas acumuladas del Ibex en lo que va de año se sitúan en el 17,43%. Aunque todos los mercados europeos cedieron terreno, el español fue el que resultó más penalizado a excepción del griego.

Entre los principales objetivos del ataque especulativo se situaron los bancos. De hecho, mientras que el Santander, el BBVA y el Popular se hundieron más del 7%; Bankinter, el Sabadell y Banesto lo hicieron por encima del 4%.

Sacyr fue el valor que lideró las caídas del Ibex, ya que sus títulos experimentaron un retroceso del 10,15%, tras amortizar anticipadamente 75 millones de la deuda asociada a Repsol, de la que es el primer accionista. Todos los valores del Ibex acabaron en rojo. Telefónica bajó el 3,75%; Iberdrola, el 5,94%, y Repsol, el 4,4%. En el continuo, el más castigado fue Antena 3, que cayó el 11,93%, y el que más subió (solo cinco valores lo consiguieron) fue Bodegas Riojanas, con el 7,20%.

El mercado de deuda también resultó tocado, pues la rentabilidad de la deuda española a largo plazo se elevó hasta el 4,12% al cierre, 9 centésimas más, mientras el diferencial con los bonos germanos creció hasta 1,17 puntos.