El presidente de Bancaja, José Luis Olivas, será quien maneje las riendas de la futura corporación industrial resultante del acuerdo de fusión fría o sistema institucional de protección (SIP) sellado el jueves con Caja Madrid. Este fue uno de los argumentos que ayer esgrimió Olivas ante los empresarios valencianos, a los que reunió a primera hora de la mañana, para convencerles de las bondades de un acuerdo que ni siquiera él contemplaba una semana antes.

El virtual vicepresidente ejecutivo de la mayor caja de ahorros de España, por delante de La Caixa en activos, no lo tuvo fácil. Cuando Olivas fue consejero valenciano de Economía defendió la fusión con la CAM. Además, los empresarios siempre han mostrado su preferencia por un acuerdo entre las dos cajas valencianas ante el temor de perder peso en la decisiones. Para los representantes del tejido industrial, la fusión resta protagonismo a la Comunidad Valenciana, entre otras cosas, porque la sede operativa estará en Madrid. En la capital del Turia se mantendrá la sede social y se creará la industrial, que agrupará las empresas participadas. Los asesores de la fusión fría ultiman los informes que deben presentar al Banco de España antes del próximo martes, para pedir al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) una ayuda de 4.000 millones de euros.

SECTORES ESTRATEGICOS La consultora Deloitte y el despacho de abogados Uría Menéndez preparan la mejor opción para integrar las participadas de las dos cajas, que comparten intereses comunes en sectores estratégicos como el ocio, el turismo y el inmobiliario.

Ahora, la entidad madrileña, que tras la fusión es propietaria del 58%, y Bancaja, que lo es del 42% --porcentajes que bajarán después de la incorporación de las cajas Insular de Canarias, Rioja, Avila, Segovia y Laietana--, abordarán las condiciones de fusión de una cartera industrial cuyo futuro pasa por su salida a bolsa, en clara competición con La Caixa.