La Responsabilidad Social Corporativa (RSC) no es ninguna fórmula milagrosa para salvar a las empresas de la crisis, pero sí es un elemento diferencial que el consumidor valora a la hora de decidirse por los servicios de una firma u otra. Las buenas prácticas en este aspecto así como la acción social de una compañía se encuentran en el cuarto lugar en los criterios para decantarse por una empresa para trabajar con ella o consumir sus productos y servicios.

La RSC se puede definir como una serie de obligaciones y compromisos, legales y éticos, tanto nacionales como internacionales, que se derivan de los impactos que la actividad de las organizaciones produce en el ámbito social, laboral, medioambiental y de los derechos humanos. La propia empresa se impone cumplir esos principios para contribuir al buen desarrollo del planeta Tierra.

La RSC en España es un fenómeno relativamente reciente, puesto que comenzó a finales de la década de los 90 a través de la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de pensiones (Inverco). Las organizaciones sociales intentaban fomentar el ahorro responsable. A esto se unió la internacionalización de las empresas españolas, lo que originó que la sociedad se preguntara por su comportamiento fuera del territorio nacional. Actualmente los empresarios españoles han comprendido que el éxito en el mundo de los negocios y los buenos resultados para los accionistas no son fruto de la maximización de los beneficios a corto plazo, sino con una responsable orientación hacia el mercado.

PAPEL DECISIVO Las empresas han comprendido que pueden ser una parte decisiva en el desarrollo sostenible a la vez que garantizan la protección del medio ambiente y fomentan la responsabilidad social.

Además a las empresas que cotizan en bolsa especialmente se les exige una transparencia especial y de hecho muchas de ellas hacen públicos sus informes sobre actuaciones responsables en los ámbitos laboral, social y medioambiental. En RSC existen muchas tendencias mundiales que son las responsables de la incorporación de ésta en la estrategia de las empresas.

Todas las iniciativas se conforman sobre una serie de recomendaciones que no son de obligado cumplimiento, pero que constituyen, de hecho, un compromiso. Estos proyectos mundiales tienen a la uniformidad de principios actuaciones y medidores de la RSC.

Entre esas iniciativas se encuentra el Pacto Mundial, que lanzó la ONU para promover el encuentro entre intereses de las empresas como las necesidades de la sociedad.

El Libro Verde es otra de las iniciativas, que persigue fomentar el desarrollo de la responsabilidad social en las empresas europeas, además del incremento de la información de las empresas a la sociedad, dentro todo del marco del desarrollo sostenible.

La Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE) publicó en el año 2000 una Declaración sobre Inversión Internacional y Empresas. El objeto de las directrices que contenía es la actuación responsable de estas empresas en las comunidades en las que operan.

Finalmente, podría destacarse el Global Reporting Iniative, que puso en marcha la organización no gubernamental Ceres junto con el Programa de las Naciones Unidad para el Medio Ambiente y que cuenta con el apoyo de empresas, instituciones, sindicatos y ONGs para mejorar la calidad, el rigor y la utilidad de las memorias de sostenibilidad.