Después de semanas de dardos cruzados entre la dirección de Repsol y el primer accionista de la compañía, Sacyr Vallehermoso, el consejo de administración de la petrolera se reunió por fin ayer para decidir sobre el polémico dividendo a cargo de los resultados del 2009. Y, como era de prever, la reunión, que comenzó a las cuatro de la tarde, se alargó durante horas y acabó bien entrada la noche.

El presidente de la petrolera, Antoni Brufau, presentó oficialmente a los administradores su propuesta de recortar el dividendo el 19% respecto al del año pasado, hasta los 0,85 euros por acción. Es inevitable, argumentaron desde la compañía, ante una caída del beneficio del 55,4% hasta septiembre.

Sacyr, que controla el 20% del capital de la petrolera, apuntó su intención de defender en el encuentro su postura --mantener la remuneración del año pasado--, pero lanzó un mensaje prudente. Lo más importante, argumentó, es que la gestión de Repsol sea más participativa, y no tanto la cuestión de un dividendo concreto.