La ofensiva política lanzada por París y Berlín para convencer al resto de capitales europeas de la necesidad de crear un fondo de reconstrucción de 500.000 millones de euros para ayudar a los países y regiones más golpeados por el covid-19, por medio de transferencias directas financiadas con la emisión de deuda por parte de la Comisión Europea, chocó ayer contra el muro de los países del norte. Austria, Dinamarca y Holanda expresaron su rechazo a los planes propuestos por Angela Merkel y Emmanuel Macron e insistieron en que la respuesta europea debe llegar en forma de préstamos y no de ayudas.

«Cuando se trata de asumir una deuda común con transferencias a otros países la posición de Dinamarca es bien conocida. La propuesta franco-alemana no la ha cambiado», avisó el danés Nicolai Wammen en la reunión de ministros de Economía y Finanzas (Ecofin) de ayer, en sintonía el canciller austríaco, Sebastian Kurz. «Estamos dispuestos a ayudar a los países más afectados con préstamos. Esperamos que la actualización del presupuesto plurianual de la UE refleje las nuevas prioridades en lugar de aumentar el techo de gasto».

Una idea con la que comulga plenamente Holanda y que augura una dura negociación en las próximas semanas. «El ministro holandés ha sido contrario pero no ha sido muy beligerante» aunque «tampoco le hacía falta» porque «ha sido una toma de contacto muy superficial», explicaron fuentes diplomáticas. «Tendrá su impacto en la discusión a nivel europeo pero esperamos a la propuesta de la Comisión», se limitaron a señalar, al igual que Suecia, fuentes holandesas.

El verdadero tira y afloja arrancará una vez que la Comisión Europea presente el 27 de mayo su propuesta sobre el marco presupuestario de la UE (2021-2027) y el nuevo fondo. Será el momento de comprobar hasta qué punto han cuajado las ideas de Merkel y Macron, que el Ejecutivo comunitario ha recibido como «un signo positivo que nos ayudará a construir el consenso», destacó el vicepresidente Valdis Dombrovskis. Este reiteró que su plan contará con más de un billón de euros en subvenciones y préstamos y que estudian la forma de que parte del dinero esté disponible ya en 2020.

Pero más allá de Bruselas, hay dos países que han recibido con grandes esperanzas la iniciativa: Italia y España. El plan franco-alemán asume buena parte de las propuestas planteadas por Pedro Sánchez e incluso «va incluso más allá de lo planteado», aseguró la vicepresidenta económica, Nadia Calviño. «No solo por la cantidad, sino porque ya no estamos hablando de créditos. Estamos hablando de transferencias, un verdadero plan de inversión y recuperación europeo, financiado con deuda europea», celebró en la Cadena Ser, donde también quitó hierro al hecho de que las ayudas vayan a estar condicionadas a reformas.