José Antonio Herce, de Financieros Internacionales (AFI), apunta, como otros muchos, que las condiciones han podido tener un "aspecto disuasorio" para quienes están ocupados en la economía sumergida, que tendrían que dejar esta actividad para dedicarse a la inserción. Como destaca Rafael Pampillón, del IE Business School, la economía sumergida crece paralelamente al paro, ya que la población "tiene que hacer lo que pueda para sobrevivir". Y a estas personas no les compensan los 420 euros, porque les quita tiempo y lo que ingresan de forma no declarada es superior.