Un día después de las elecciones legislativas de mitad de mandato que asestaron un duro varapalo al presidente Barack Obama, ayer las miradas en Wall Street no estaban puestas en la Casa Blanca y los inversores tampoco se interesaron por el nuevo mapa político salido de las urnas. Los mercados esperaban ansiosos los resultados de la reunión de dos días de la Reserva Federal (Fed).

El Comité de Mercado Abierto, encargado de diseñar la política monetaria del banco central, puso fin a la espera anunciando una segunda compra masiva de bonos del Tesoro para inyectar en los próximos ocho meses hasta 600.000 millones de dólares (425.000 millones de euros) para intentar frenar una ola deflacionista e impulsar la frágil recuperación económica en EEUU, donde pese a los últimos datos favorables, el índice de paro sigue rozando los dos dígitos y el consumo no acaba de despuntar.

No será la única lluvia de millones que caerá sobre la economía de la primera potencia del mundo. La institución que preside Ben Bernanke reveló su intención de reinvertir entre 250.000 y 300.000 millones de dólares de los ingresos obtenidos por el vencimiento de sus valores de deuda hipotecaria en bonos del Tesoro a largo plazo, con lo que de aquí a junio del 2011 se calcula que la inyección de dinero fresco podría llegar hasta los 900.000 millones de dólares (642.398 millones de euros).

Es la segunda compra masiva de deuda programada por la Fed tras los 1,2 billones de euros que fueron invertidos entre el otoño de infarto del 2008 y la pasada primavera. Es la receta ideada por el equipo de Bernanke para evitar la sensación de caída libre en la que se encontraba la economía después del colapso de Lehman Brothers y llevar estabilidad al sistema financiero.

MAS DE LO ESPERADO Este nuevo plan de estímulo supera con creces la cifra que esperaban los mercados, que en su momento calcularon que sería de entre 71.370 y 356,880 millones de euros. El banco central precisó que la operación comenzará con la compra de bonos por valor de 53.000 millones de euros al mes de aquí a junio del 2011. Conocido en la jerga financiera como quantitative easing (expansión monetaria cuantitativa), el plan tuvo el respaldo de nueve de los 10 miembros con derecho a voto del Comité de Mercado Abierto.

La Fed mantuvo intactos los tipos de interés en un rango objetivo de entre el 0% y el 0,25%, nivel mínimo donde permanecen desde diciembre del 2008. Nada más conocerse el nuevo estímulo monetario los mercados recibieron el comunicado de la Fed con ligeras caídas en los principales indicadores de Wall Street, aunque se recuperaron al cierre de la sesión. El euro, por su parte, pasó los 1,41 dólares.

Por otra parte, el comisario de Mercado Interior de la Comisión Europea, Michel Barnier, planea recortar la influencia de los grupos de presión bancarios en la elaboración de las leyes. Barnier quiere reequilibrar los grupos de expertos que asesoran a la CE para que dejen de estar dominados por representantes de la banca, como ha sucedido hasta ahora. Quiere que haya una mayor presencia de representantes de los consumidores y empresas.