La depresión global se ha evitado, la economía mundial se recupera y lo hace a un ritmo "mejor" de lo que el Fondo Monetario Internacional (FMI) consideraba posible. El mensaje lo lanzó ayer Olivier Blanchard, analista jefe del organismo, al presentar la última edición del Informe de Previsiones Económicas.

El documento es una radiografía esperanzadora de la salud económica mundial, pero salpicada de advertencias sobre riesgos, especialmente los que representan la debilidad en el sector financiero y la preocupación sobre la deuda pública. "A corto plazo --alerta-- existe el riesgo de que, si no se controlan, las preocupaciones de los mercados sobre la liquidez soberana y la solvencia en Grecia puedan convertirse en una verdadera y contagiosa crisis de deuda soberana". Habla también de una "incertidumbre inusual" en las perspectivas de actividad económica.

El giro respecto al año pasado, cuando la economía mundial se contrajo un 0,6%, es obvio. Si en enero proyectaba para este año un crecimiento global del 3,9%, el porcentaje sube en las últimas previsiones hasta el 4,2%. Será una expansión desigual impulsada por economías emergentes, que crecerán hasta un 6,3%, lideradas por China e India.

RITMO DESPACIO Las economías avanzadas se recuperarán más despacio, con una previsión de crecimiento del 2,3%. De estas, solo España acabará el año en contracción, pero los últimos cálculos del FMI, que sitúan el retroceso en un 0,4%, representan una mejoría de dos décimas respecto a enero.

El caso español es el que mejor expresa los problemas comunes de Europa, una de las zonas más golpeadas por la crisis y que está saliendo de la recesión a ritmo más lento, como constatan las recuperaciones moderadas de Alemania y Francia. Pero hay también diferencias entre países europeos, y España tiene particularidades que ayer llevaron al FMI a hacer recomendaciones específicas, como subir la edad de jubilación "en línea con la esperanza de vida", para ayudar a reducir el déficit fiscal.

Jorg Decressin, subdirector del Departamento de Análisis del FMI, identificó dos desafíos para España: lograr que la demanda externa se convierta en un impulsor de la economía mayor que la demanda doméstica y el sector inmobiliario, y reducir gradualmente el déficit fiscal.

Igual que el FMI ha considerado la "extraordinaria intervención pública" a nivel global como la herramienta que eliminó el riesgo de una segunda gran depresión, Decressin defendió que el paquete de estímulo fiscal aprobado por el Gobierno español "fue el correcto", y le atribuyó una influencia "limitada" en el incremento de la deuda.