El futuro de la economía española varía según el prisma desde el que se mire. Diez días después de que los Presupuestos generales del Estado auguraran una salida de la recesión para el 2014 relativamente holgada, el Fondo Monetario Internacional (FMI) le quitó ayer cafeína al optimismo del Gobierno. En su último diagnóstico de la situación mundial, el FMI calcula que el PIB de España solo crecerá un 0,2% en el 2014, siete décimas menos que lo previsto por el Ejecutivo. El desempleo seguirá sin apenas variación en niveles estratosféricos y el conjunto de la economía no dejará de transitar por la cuerda floja.

Si se tiene en cuenta el punto de partida, sin embargo, la tendencia es al menos ascendente. Y eso se refleja en los pasillos de la Asamblea Anual del FMI que ayer empezó en Washington. España ha dejado de ser noticia, un año después de estar al borde del rescate. El nombre del país no se pronunció ni una sola vez durante los 45 minutos de rueda de prensa que siguió a la presentación del Informe de Perspectivas Mundiales. Aunque sí se habló de los países de la periferia europea.

El Fondo cree que los progresos en el sur del continente se deben en parte a la ralentización del ajuste fiscal, que considera "adecuada". Pero también opina que "la mejoría de la competitividad y las exportaciones no es lo suficientemente vigorosa para compensar la depresión de la demanda interna".

COMPARACION Sin consumo ni un modelo productivo capaz de reemplazar a la construcción, ambos agravados por las dificultades para que el crédito llegue a las familias y las pymes, España cerrará el año con un decrecimiento del 1,3%. El mismo dato que el ofrecido por el Gobierno. La previsión del FMI es que mejore a partir de entonces para acabar el 2014 con un alza de dos décimas. En comparación, Italia cerrará el año con unos números rojos peores que los de España, pero crecerá durante los próximos 12 meses hasta el 1% del PIB, como la eurozona.

Con un crecimiento tan pírrico no se creará empleo. Ni siquiera con la precarización que ha traído la reforma laboral. El 2013 se prevé que acabe con un 26,9% de parados, tres décimas por encima del pronóstico del Ministerio de Economía, que solo bajaría hasta el 26,7% el próximo ejercicio, ocho décimas más que la predicción del Ejecutivo.

En este sentido, las recetas del FMI parecen contradictorias. En agosto sugirió una posible solución para reactivar el empleo. Propuso un pacto entre patronal y sindicatos para recortar los salarios un 10% en los dos próximos años, lo que debería ir acompañado por una rebaja de las cotizaciones a la Seguridad Social y un aumento del IVA para algunos productos. A cambio, las empresas se comprometerían a crear empleo sustancialmente.

Y es que sus analistas creen que los salarios no han bajado lo suficiente para hacer al país competitivo, a pesar de que un reciente informe de La Caixa cifra la devaluación interna en un 7% desde 2010. En el texto se dice que España es el segundo de los cuatro países europeos rescatados donde menos se han ajustado los salarios.

Pero no es ese el mensaje que transmitió el economista jefe del FMI. "No creo que la cuestión sea que tengan que bajar los salarios, sino que se reduzcan los costes unitarios", dijo Olivier Blanchard refiriéndose a los costes de producción, lo que podría incluir la rebaja de la energía.