Josep Ferrer, presidente honorífico del grupo Freixenet, reconoció con alivio que el boicot al cava como consecuencia del proceso estatutario vivido en Cataluña "prácticamente ha terminado". Tanto él como el presidente ejecutivo del grupo, Josep Lluís Bonet, apuntaron que las cifras de ventas para este año serán superiores que las del anterior, tras dos ejercicios que han acumulado un 10% de caídas, 6% este año y otro 4% el anterior. Esa circunstancia no les impidió admitir que en el grupo, como en el sector, han "sufrido económica y moralmente con la situación del cava".

El grupo vendió 33,8 millones de botellas en España en ese ejercicio, mientras que a la exportación se destinaron 65,8 millones de botellas. Aunque sin dar cifras por comunidades, parte de la caída fue en el centro y sur de España. El grupo facturó 512,7 millones de euros, lo que supuso un descenso del 1,02%.

Durante la presentación de los resultados y de la campaña de Navidad, Bonet dijo que la tolerancia cero con el alcohol no beneficia al sector. Y avanzó la inversión de más de 10 millones de euros para construir una bodega en Laguardia (Rioja alavesa) y en Argentina, además de producir espumosos en Croacia.