El largo pulso para dar vida a otra Alitalia, más reducida en su actividad, ha evidenciado viejos lastres económicos y sindicales, algunos paradójicos, como subrayan los analistas italianos. Un ministro del actual gobierno ha obligado a abrir una línea para ir a su casa (18 pasajeros). Los anteriores presidentes de Alitalia cobraban sueldos tres veces superiores al del presidente de Air France-KLM. La compañía tiene una comisión de 8 asalariados para decidir los nombres de los aviones y constituye el último gran bastión del poder sindical.