Los dirigentes de los principales partidos políticos griegos fracasaron ayer en el intento de llegar a un consenso sobre las nuevas medidas de austeridad que allanarían el camino a las ayudas de la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Ambas instituciones exigen que haya cohesión política sobre las reformas económicas y fiscales que deben realizarse, como condición para seguir dando aportaciones al rescate de Grecia.

El presidente de Grecia, Carolos Papulias, convocó una reunión de urgencia ayer a la que asistieron el primer ministro, Giorgios Papandreu, y los líderes de los cuatro partidos de la oposición. El objetivo era lograr un amplio apoyo político al plan presentado el pasado lunes, que busca evitar la quiebra del país con medidas de ahorro por valor de 28.000 millones de euros y privatizaciones que ascienden a 50.000 millones de euros.

Pero, la reunión finalizó sin resultados. El fracaso se produce cuando la UE, el FMI y el Banco Central Europeo (BCE) analizan la entrega de 12.000 millones de euros a Grecia, correspondientes al quinto tramo del rescate de 110.000 millones aprobado hace un año por la crisis de la deuda, y que son imprescindibles para evitar la quiebra del país.

RESISTENCIAS INTERNAS Pese a no tener el apoyo del resto de formaciones, Papandreu descartó adelantar las elecciones legislativas y declaró que avanzará "solo" con el programa de austeridad. Aunque el partido socialista de Papandreu tiene mayoría parlamentaria, la UE desea que el plan tenga un mayor apoyo. Además, el primer ministro encuentra también resistencias dentro de su partido e incluso del Gobierno.

El comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, insistió en que es "esencial para la recuperación de la economía griega" que todos los partidos apoyen los ajustes. "El tiempo se acaba", alertó.

El pasado jueves, el FMI dio a entender que no aportaría más fondos a Grecia sin la seguridad de que devolverá el dinero prestado, lo que disparó las conjeturas sobre una quiebra de Grecia.

La Comisión Europea (CE) advirtió de que el país debe cumplir con las privatizaciones anunciadas y con el resto de compromisos. Bruselas descarta por completo la reestructuración de la deuda griega. También el presidente francés, Nicolas Sarkozy, fue ayer contrario.