El primer día de apertura al público del Salón del Automóvil de Barcelona no defraudó las expectativas de los organizadores y las marcas. El interés en comprar coches mostrado por los primeros visitantes desbordó ayer a los comerciales de los estands, que firmaron una cifra de ventas y presupuestos por encima de la edición anterior.

Viendo los pabellones del salón abarrotados y los clientes esperando a ser atendidos por el personal de las marcas, daba la impresión de que la crisis profunda y duradera que pregona el sector, con una caída de las ventas de 43% de enero a abril, se había esfumado.

Los organizadores de la muestra esperan cumplir con las previsiones de más de 300.000 visitantes en el primer fin de semana, con lo que el recinto ferial de Montjuïc pudo recibir ayer a unas 150.000 personas, según las primeras estimaciones.

El director comercial de Fira de Barcelona, Ricard Zapatero, destacó que, además de la buena afluencia de público, el primer día se caracterizó porque hubo "muchas sentadas en serio, con los espacios para entrevistas en los estands repletos".

Los comerciales desplazados por los concesionarios para atender al público no daban abasto. La reducción de comerciales debido al descenso de las matriculaciones se notó ya que, según alguna marca, tenían menos efectivos que en el salón anterior.

REBAJAS DEL 30% No hizo falta perseguir a los clientes, porque estos tomaron la iniciativa de pedir presupuestos con el gancho de unas rebajas que llegan hasta el 30%. Alguna marca del segmento premium ofrecía descuentos de forma discreta cuando se le pedía un presupuesto. "Pasa por el concesionario, que valoraremos el coche usado que darás y te arreglaremos el precio", fue la respuesta de un comercial.