Ahora están en venta, o serán lanzadas total o parcialmente al mercado Rinascente, Coin, Edison, Pirelli, Ginori, Finmatica, Autogrill, Ansaldo, algunas industrias no estratégicas del grupo Fiat, la parte de la televisión pública RAI que el Gobierno decida vender, Italaque y otras firmas como Alitalia. Son ofertas tentadoras que terminarán en manos de pocos y con toda probabilidad de capital extranjero. En Italia no hay liquidez para hacerse con la gran industria. "Italia se ha transformado en un escaparate repleto de mercancías en venta", ha escrito un economista.

Los analistas vaticinan que esa mercancía será engullida por los llamados fondos de capital privado (private equity) que invierten en empresas sin proyecto industrial. Compran a la baja, reestructuran y luego venden a medio plazo. Dichos fondos, que rinden más que la inversión bursátil (hasta el 12,9% cuando funcionan), ya controlan unas 1.100 industrias italianas. Algunas del calibre de Ducati, Seat (empresa de páginas amarillas), Italtel y Galbani.

En las librerías de Italia abundan desde hace dos años los ensayos que analizan el llamado "declinar de la economía nacional", la "pérdida de competitividad" y "la identidad de la burguesía autóctona". El economista y empresario Marco Vitale ha escrito que "las empresas medianas y grandes han perdido el tren y pagan una profunda crisis estructural de la industria". En otras palabras, parece que el capitalismo italiano identificado con un "modelo familiar" --cuya muerte se anuncia desde hace casi 15 años--, esté finalmente despachado.

Entre las causas que se enumeran destacan los relevos generacionales, los avatares posteriores a la muerte de los "patriarcas", las operaciones industriales y financieras equivocadas o las inevitables fusiones y privatizaciones. Renato Soru ya no preside Tiscali y tampoco ningún Agnelli la Fiat. Benetton, que trabaja en la fusión de Austostrade con la española Abertis (filial de La Caixa), está diversificando para entrar en telecomunicaciones.

Los datos indican que el crecimiento tendencial italiano es del 1,3% y el coyuntural del 0,4% (frente al 2,6% y al 0,6% en España). El World Economic Forum ha situado a Italia en el puesto 47º de la clasificación mundial de competitividad (España está en el 23º; China, en el 46º y Botsuana, en el 45º), es decir, 26 puestos más atrás que tres años antes. "Somos un país parado", sostiene Andrea Pininfarina, vicepresidente de la patronal Confindustria. Una de las causas del malestar, que el Gobierno de Silvio Berlusconi desearía revitalizar, es el preocupante endeudamiento del país: el 106% del PIB.

Las pymes, al margen

Esta situación desalentadora no afecta a la pequeña y mediana industria, verdadero motor económico y un modelo que otros países estudian. Las pymes han creado en 10 años 344.000 empleos, de los cuales 98.000 están en el Véneto (Venecia) y más de 200.000 en el sector textil. Son industrias de gran vitalidad y flexibilidad, a las que no les importa trasladarse al Este de Europa o al sur de Francia para beneficiarse del precio más bajo de la mano de obra o de la electricidad.