El juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón ha apartado de la investigación sobre la caída de la tecnológica Zed al magnate ruso Mikhail Fridman al considerar que no hay pruebas ni indicios de que participara en la supuesta "asfixia" de la compañía que le achacaba la Fiscalía Anticorrupción.

En un auto, el titular del juzgado central de Instrucción número 6 estima el recurso de la defensa de Fridman y asegura que las pruebas "no permiten afirmar" su participación "ni directa ni indirecta en cuestiones relativas al grupo Zed".

Fridman, máximo accionista de la cadena de supermercados DIA, fue imputado en agosto de 2019 a instancias de la Fiscalía Anticorrupción, por supuestos delitos contra el mercado, administración desleal, insolvencia punible y corrupción en los negocios.

El relato del Ministerio Público ubicaba al empresario en el origen de la insolvencia de Zed, una situación que Fridman, accionista del grupo tecnológico, habría propiciado con maniobras para asfixiar a la compañía económicamente y después adquirirla a un "precio irrisorio" por debajo del de mercado. Tales sospechas partían, a su vez, de la denuncia previa del expresidente de Zed Javier Pérez Dolset, que en 2016 llevó ante la Fiscalía una serie de actuaciones personales y societarias de sus socios que podrían constituir una absorción ilegal de empresas.

Causa contra Pérez Dolset

Apenas un año más tarde, en 2017, la Audiencia Nacional abría una causa contra el propio Pérez Dolset y otras diecinueve personas, por un presunto delito de fraude de subvenciones en la compañía, que habría ocasionado un perjuicio de más de 100 millones de euros.

Ahora el magistrado atiende los argumentos del magnate, representado por el socio de Baker McKenzie Víctor Mercedes, que en su escrito insistía en que la insolvencia del grupo Zed se debió a la "negligente administración y la apropiación indebida" de fondos por parte de Pérez Dolset.

Para García Castellón "no existe prueba alguna, ni documental ni testifical, que apoye la inicial consideración de una posible participación en los hechos investigados de Mikhail Fridman".

Prueba de ello, apunta en su auto, adelantado por diario El Mundo, fue la declaración del socio de PwC Edwin Harland, considerado testigo clave del caso y autor del informe "forensic" encargado por Zed que alertó de que los accionistas rusos de la tecnológica podrían estar bloqueando su actividad. Sin embargo, "no encontró evidencia alguna que relacionara a Fridman con las sociedades investigadas, ni atribuyó ningún tipo de responsabilidad".

No hay pruebas

Tampoco los mensajes de textos incorporados al sumario implican al ruso en las operaciones investigadas, "más allá de referencias de terceros, en las que ninguna intervención directa tiene el investigado y que no gozan de ningún soporte documental".

Asimismo, destaca el trabajo realizado por la defensa del empresario, quien "acredita la inexistencia de un control ni directo ni indirecto ni sobre las sociedades, ni mucho menos sobre la operativa investigada".

Por todo ello, el juez concluye que "no hay prueba alguna de dolo o culpa" y "no existe indicio alguno ni de la posición de dominio ni de funciones concretas de supervisión y control de los hechos investigados, ni de conocimiento de los mismos", de modo que no se dan "motivos suficientes acusarlo como autor, cómplice o encubridor". La resolución aún puede ser recurrida por las partes ante la sala.

"Siempre hemos sostenido que las acusaciones contra Mikhail eran falsas y se basaban en documentos y declaraciones engañosas de Pérez Dolset", ha manifestado un portavoz de Fridman tras conocerse la noticia, y ha avisado de que el magnate "tiene la intención de explorar todas las vías legales para hacer rendir cuentas a quienes difundieron estas falsedades".